Callejón Diagon

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Para las 3:45 AM, el numero 4 de Privet Drive estaba rodeado por policías que trataban de que los civiles no se inmiscuyeran en la escena del crimen y una pequeña que disfrutaba del espectáculo desde adentro. La policía seguía revisando la casa, buscando evidencia en contra de los asesinos de esos "niños" cuando se escucho otro grito.

- ¡Encontré otro! - esta voz provenía del cuarto del hijo de la pareja criminal.

Marcus Brown, el forense a cargo, subió las escaleras hasta la habitación del niño. Allí, yacía en la cama el cuerpo de un "pequeño" de 4 años, con una mirada pacifica, como si se hubiera ido a dormir. Probablemente ese era el caso hasta hace no-se-sabe cuantas horas. El niño no presentaba hematomas ni cortes como los otros dos, tampoco había signos de lucha.

- ¿Qué crees? - pregunto Miller a sus espaldas.

- Es muy grande como para tener 4 años - dijo Marcus soltando un suspiro - Puede que el sobrepeso le haya causado problemas respiratorios, digestivos o vasculares y haya muerto por eso.

- Es indignante - dijo Miller encolerizado - A uno lo alimentan hasta reventar y a los otros dos los matan de hambre y a golpes.

- No solo golpes, Miller. Las articulaciones de la niña demuestran exceso de trabajo, probablemente la tenían para los quehaceres del hogar.

- Solo espero que SOLO haya sido eso y no... lo otro.

- Te puedo asegurar que "lo otro" no estaba en la lista.

Un par de oficiales llegaron con una bolsa negra, la de cadáveres, y metieron al pequeño en ella. Los Dursley no tardaron en darse cuenta de quien estaba en esa bolsa y rompieron en llanto, lamentando la perdida de su "adorado retoño". Niña rodo los ojos de la exasperación y salió de esa casa sin que nadie se diera cuenta, dispuesta a volver a su nueva casa.

29 de septiembre de 1984

Niña necesitaba trabajar y pronto, los "ingresos" que obtuvo de Vernon no le iban a servir por mucho tiempo. Además, ella no necesitaba dinero muggle sino mágico, por lo que debía encontrar un empleo que pudiera efectuar pese a su corta edad... aunque también le jugaba en contra el hecho de cuidar dos niños ella sola.

- ¡Harry, Dudley, a desayunar! - grito Niña desde el comedor.

Los pequeños salieron de su cuarto (luego de haberse duchado y cambiado) y fueron a la mesa donde Niña les sirvió un tazón de cereales, leche y jugo de naranja. Cuando terminaron, Harry levanto la mesa y Dudley lavo los platos como Niña les había enseñado, era una simple tarea que ella consideraba adecuada para enseñarles a ambos a ser responsables.

- Chicos, escuchen - dijo Niña en el sillón individual de la sala y los mencionados en el grupal - Se que les va a costar creer esto pero... los tres somos magos.

- ¡¿En serio?! - dijeron los dos emocionados.

Niña soltó una pequeña risa - Lo somos, si. Y como tales, tenemos derecho a visitar la parte mágica de Londres conocida como Callejón Diagon.

- ¿Cuándo iremos? - pregunto Dudley emocionado.

- En unos momentos, cuando se pongan los abrigos pero antes de eso, quiero que me escuchen - dijo Niña esperando tener la atención de ambos, en cuanto se aseguro de eso continuo - Necesito trabajar para conseguir dinero mágico y comprar cosas para ustedes, empezando por un elfo domestico que sea capaz de cuidarlos.

- ¿Qué es un elfo domestico? - pregunto Harry curioso.

- Un elfo domestico es una criatura mágica que es inmensamente devota y leal a la persona designada como su amo - explico Niña - Necesito que uno se haga cargo de ustedes mientras trabajo, es fundamental. Hasta entonces, quiero que ustedes me acompañen y no me suelten mientras estamos ahí, ¿si?

Con un asentimiento de ambos, Niña se concentro lo suficiente y los apareció a los tres en dicho lugar. Los niños miraban a su alrededor asombrados mientras Niña estudiaba a cada mago o bruja que pasaba, necesitaba determinar si eran un peligro o no para los pequeños. Una vez que se sintió mas confiada, camino con los niños tomados de cada mano. Pasando por un callejón, escucharon un sollozo.

- ¿H-Hola? - pregunto Harry en un susurro.

Al no obtener respuesta, los tres se adentraron en busca del origen de ese llanto y encontraron a una pequeña elfina domestica acuclillada en el suelo, retorciendo entre sus manos un guante negro. Harry, curioso como ningún otro, toco su hombro para llamar su atención pero eso hizo que la elfina se sobresaltara.

- ¡Lo siento, lo siento! - se disculpo Harry, eso hizo que la elfina llorara mas - ¡De verdad lo siento!

La elfina negó con la cabeza mientras trataba de controlar su llanto - N-No se disculpe, u-usted no hizo nada malo.

- ¿Ah... no? - pregunto Harry confundido.

- ¿Y por que lloras? - pregunto Dudley, la elfina solo apunto a mostrarles el guante mas de cerca - No entiendo.

- La liberaron, Dudley - le explico Niña - Cuando a un elfo domestico le dan una prenda, es liberado.

- No sabia que la libertad fuera algo malo.

- Para un elfo domestico, es lo peor que le puede suceder. Los elfos domésticos viven para servir a sus amos y familiares, quitarles eso es como condenarlos a vagar por el mundo sin un propósito.

- ¡Eso es horrible! - chillo Harry, entonces una idea cruzo por su cabeza - ¡¿Y si le damos trabajo nosotros?!

- ¡¿Se puede?! - pregunto Dudley asombrado y esperanzado hacia Niña - ¡Por favor, di que si!

Niña miro a la elfina y le hizo la única pregunta que necesitaba ser respondida - ¿Sabes cuidar niños? - ante el asentimiento de la elfina, Niña sonrió - En ese caso, me gustaría contratar tus servicios como elfina domestica.

Te recuperare, pase lo que paseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora