7. confusión

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—¿Mark...? —lo siguió con la mirada todo el trayecto hasta que lo perdió de vista. Su cabellera rubia, su cara pequeña. Estaba usando cubrebocas, pero aquellos ojos eran inconfundibles—. ¡Mark! —chilló, poniéndose de pie sin pensarlo y saliendo del restaurant. Sus tres amigos se sorprendieron por el chirrear de la silla y el golpe que le dio a la mesa que provocó que los platos saltasen.

—¡Haechan! —alcanzó a oír la voz de Renjun, mas lo ignoró.

La brisa de invierno azotó su rostro y caló hondo en sus huesos. Mas aquello no fue impedimento, y con destreza se escabulló entre el gentío para encontrarlo. El supuesto Mark caminaba calmado, incluso sus pasos eran idénticos.

—¡Mark! ¡¡Espera!! —gritó con todo lo que sus pulmones le dieron. La gente a su alrededor se giró para verlo, llamando la atención no sólo por el alboroto sino también por su apariencia, sin usar tapabocas y con sólo una camiseta.

Aun así, corriendo peligro de ser identificado, corrió, hasta que por fin llegó a la esquina y el supuesto Mark se detuvo para esperar a que el semáforo cambiase de color.

—¡Mark! —chilló una vez más, y al tocar su hombro, sintió todo su organismo revolverse vertiginosamente de los nervios.

El chico se giró, sobresaltado por haber sido tocado. Vio a Haechan, y la mirada que le dio fue una tan confundida como a la defensiva.

Haechan seguía pensando en Mark. Su corte y color de cabello eran idénticos, incluso sus ojos, brillantes y amigables eran como los de él... Mas cuando se bajó la mascarilla, la realidad lo congeló como un balde de agua fría.

—Disculpa, pero... ¿te conozco? —arrastró sus palabras, como si temiese ofenderlo. Su ceño se frunció en un signo de confusión.

Aquella pregunta lo golpeó tan fuerte, similar a haber sido apuñalado en el pecho con una estaca. Dolorosa y dura, directa como el filo traspasando su pecho.

—Yo... yo... —Intentó justificarse, pero el hecho de no haber sido quien esperaba lo dejó helado, y lo único que pudo decir lo dijo con lágrimas.

—¡Haechan-ah! —oyó su nombre ser gritado a sus espaldas. Una mano pequeña tocó su hombro y entonces la voz recriminadora de Renjun acribilló sus oídos—. ¡Qué te pasa! ¡Estás en medio de la calle! ¿Cómo se te ocurre salir así...? —se interrumpió al verlo pasmado mirando al chico quien, muy al contrario, alternaba su vista entre ambos, desentendido.

—¿Se supone que nos conocemos? —preguntó el chico rubio.

—Oh, no... perdón, creo que se confundió —replicó, de pronto entendiendo a Haechan. El chico era muy parecido a Mark, incluso sus ojos eran similares—. Lo siento. —Hizo una venia y tomó a su amigo del hombro para llevárselo.

—Espera, creo que sí los conozco... —dijo él, de pronto abriendo los ojos y apuntándolos como si hubiese tenido una revelación.

Renjun atropelló sus pasos y se tensó. Justo lo que no quería que pasara estaba a punto de pasar.

—Ustedes no son... ¿idols? —Abrió sus ojos al darse cuenta que sí—. ¡Sí! Ustedes... los he visto en la tele... ¿Cómo se llamaba...? —cerró sus ojos para pensar mejor.

La gente empezó a prestarle atención a la conversación al oír ese comentario. Algunos incluso sacaron sus teléfonos para inmortalizar el vergonzoso momento.

—¿Qué? No, no para nada —Renjun soltó una risita nerviosa—. Creo que se está confundiendo. En fin, perdón por el inconveniente —volvió a inclinarse para finalmente huir de allí.

desvanecidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora