10. búsqueda.

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Las relaciones sociales se basan en las conexiones. De una manera muy simple, cada persona percibe distintas sensaciones junto a una persona.

Pero en la vida existen contados con los dedos de una mano las veces en las que se siente una conexión tan fuerte que puede perdurar por toda la vida... si es que no es arruinado en el camino.

El caso de Donghyuck era algo así. En su vida creyó sentir una conexión tan fuerte como la que sintió con Mark. Si bien al principio no se llevaban bien por ser tan diferentes en muchos aspectos, con el tiempo la tensión se fue ablandando hasta que, sin quererlo o por obra del destino, terminaron siendo amigos tan íntimos que llegaron a compartir hasta en lo más ínfimo de sus vidas.

Eran inseparables, juntos eran un dúo incomparable. Las almas de la fiesta, la luz de todos los miembros. Trabajadores, enérgicos y felices eran los adjetivos que más los caracterizaban. Porque Haechan se sentía feliz junto a él, y Mark se sentía feliz junto a Haechan.

Pero, un día, hubo un punto de quiebre. No supo cómo paso, de qué manera se dio o cuál fue la razón, pero pasó, y fue el mayor arrepentimiento de toda su vida: haberse confundido.

Fue un momento difícil, lleno de confusión para Haechan quien fue asaltado por muchos miedos en aquel momento, sin embargo, su corazón lo eligió. A esa persona que era la correcta, mas no así con el momento.

Se lo guardó por un tiempo, a pesar de que el brillo en sus ojos lo delatase, a pesar de que no pudiera resistirse al deseo de tocarlo, de demostrarle afecto incluso en los momentos indebidos. Pero logró sobrellevarlo, Mark lo seguía queriendo y eso lo impulsó a quererlo más también.

Mark era su compañero de vida en muchas ocasiones. Siempre estaban juntos, en las prácticas, en las presentaciones, en las giras. Mark siempre estaba junto a él y era algo simplemente impagable.

Con Mark, Haechan sentía que podía hacerlo todo. No importaba si era la cosa más estúpida que jamás haya hecho, Mark estaba ahí para apoyarlo, pero también para controlarlo. Por eso, era uno de los pocos que aún se mantenían junto a él.

Y entre tantos complementos, Haechan comenzó a pensar en su amistad quizás como algo más, como un tipo de afecto que podía llegar más allá. Ya no eran sólo abrazos, noches durmiendo juntos, salidas o comidas, sino que lentamente esos momentos comenzaron a tener un tapiz romántico que lo confundió de tal manera que después su mente no pudo parar de darle vueltas.

Primero, fueron las sensaciones. La forma en la que Mark alegraba su día sólo con su presencia, o las ligeras mariposas que volaban dentro de sus entrañas cada vez que sonreía o lo acariciaba o decía su nombre con su voz ronca.

Luego, fueron sus pensamientos. Comenzó a cuestionarse esas sensaciones. ¿Por qué siento esto sólo con Mark? ¿Por qué me siento así? Y de pronto se encontraba pensando demás en él, perdido con la vista en el techo, imaginando escenarios románticos, recordando sucesos que le hacían sonreír como un bobo.

Y entonces, se dio cuenta. Algo le estaba sucediendo. Estaba experimentado algo que jamás había sentido: amor.

Pero no un amor amistoso, no un amor fraternal. Un amor romántico.

Las preguntas no tardaron en atestarlo y terminar por confundirlo. ¿Acaso me gusta Mark? ¿O sólo estoy siendo un tonto? ¿Mark me corresponderá si se lo digo? ¿Por qué siento esto?

Meses pasaron con la confusión anidada en su cabeza. Quería negarlo, decirse que estaba confundiendo amistad con amor porque, tanto era el afecto que le demostraba y el que recibía de su parte cuando estaban en intimidad que podía llegar a pensar en algo más, pero siempre lo reprimía porque según él y cualquier otra persona con un mínimo de pensamiento lógico, creería que es algo inaceptable. Por tantas razones que de sólo pensarlas lo hacía dar un paso atrás y reprimir sus sentimientos.

desvanecidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora