11. hallazgo.

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DÍA 9

Tarde-noche


Después de una tortuosa media hora sentado en el asiento del coche en pleno silencio y soportando las miradas preocupadas de su novio que perduraron todo el camino, llegaron a casa, donde pudo sentirse más en calma, aunque sólo por unos instantes.

Renjun lo ayudó a sentarse en su cama, a pesar de haber insistido en que estaba bien y que podía hacerlo solo, pero Renjun nunca se dejaba engañar, y sabía que sólo estaba diciendo aquello para no molestar.

—Iré a buscar tus medicamentos —anunció, y salió de la habitación por unos instantes.

Creyó tener unos segundos de paz para poder soltar un poco el montón de emociones que estaba sintiendo, sin embargo, no le duró mucho, puesto que una persona llamó a su puerta y todas las preocupaciones y confusiones que había estado sintiendo en las últimas horas, duplicaron su efecto.

—Supongo que no te fue muy bien... —Jeno entró en su habitación y cerró cuidadosamente la puerta tras de sí.

Jaemin bajó la vista y suspiró. Observó sus manos, no quería verlo a la cara ahora, no luego de esa conversación y sus pensamientos acerca de ello que, se suponían no debían pasar por su mente.

—¿Cómo lo sabes?

—Por tu expresión. —Su sonrisa era dulce, sus ojos se encogían en aquellos típicos semicírculos encantadores—. No serás muy expresivo ni tampoco alguien muy fácil de interpretar, pero yo puedo adivinar tus pensamientos sólo por la manera en la que tus ojos brillan.

Jaemin sonrió con amargura. Sus palabras eran bonitas, lo que ellas le habían hecho sentir, no.

Se hizo un silencio que duró muy poco. El menor se tensó al oír sus palabras, sacando justamente el tema que estaba tratando de evitar.

—Jaemin... sobre lo de ayer... —Se sentó a su lado, dispuesto a hablar en profundidad sobre el tema—. Siento que no te lo expliqué bien y mereces una explicación.

—¿Te gustamos?

Su franqueza lo tomó desprevenido. Lo miró por unos instantes, nervioso, sin saber qué responder porque 1) no estaba seguro de su respuesta. 2) Porque dependiendo de lo que respondiera, podría ponerle fin a esta amistad, o abrir las puertas de otra relación mucho más compleja que tanto había fantaseado, pero de la que temía.

—Sí... eso creo... la verdad, no estoy seguro —balbuceó. Se mordió el labio al terminar, sabiendo lo terrible que había sido su respuesta.

—Piénsalo bien Jeno porque... porque yo también me estoy confundiendo.

Jeno tragó saliva, pensando en alguna respuesta. No era lo que esperaba, pero, ¿qué iba a esperar? No había nada que esperar de una situación así que, de partida, era un rotundo error.

Su conversación se vio interrumpida por Renjun y Seonho, el mánager, que entraron con rostros preocupados. Jaemin lo notó y supo lo que iba a pasar a continuación.

—Dilo rápido... por favor.

Seonho suspiró, al parecer tampoco era fácil para él. Para nadie era fácil cuando un miembro debía de ausentarse.

—Hablé con la empresa, y dijeron que te darán un descanso del baile hasta que el tratamiento termine. No entrarás en hiatus, o al menos no todavía, pero serán flexibles con tu horario y si no se te ve bien, no participarás de algunos.

desvanecidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora