El Chico de Tercer Grado

349 58 31
                                    


Despertó y se incorporó. Hizo una mueca a la vez que sobaba su cabeza.

¿Todo había sido un sueño? Frunció el ceño.

Volteó a su alrededor, no estaba en su cuarto. Su cuerpo se tensó al instante. Revisó que su ropa siguiera en él. Suspiró aliviado.

La puerta se abrió. De esta apareció un peli celeste con una toalla atada a su torso. Aún no parecía darse cuenta de que Reki había despertado.

–El desayuno está listo, por si gustas bajar– habló.

El chico se sobresaltó –Emm ¿Dónde estoy?–.

–Mi departamento– respondió –Intenté llevarte a tu casa, pero no encontré ninguna identificación con tu dirección en tu cartera– abrió el closet y buscó ropa –Por cierto, estás muy sucio, pero no me sentía cómodo desvistiéndote. Como quiera me tomé la libertad de tomar algunas ropas que creí que podrían quedarte. El departamento es tuyo el tiempo que lo necesites– hizo una pausa y se sonrojó –Lo siento, creo que no te he preguntado cómo te sientes. Me asusté mucho ayer que te desmayaste–.

–¿Me desmayé?–.

–Te veías mal– soltó –Quiero decir, no mal de feo, mal de lucías enfermo– se rascó la nuca.

–Solo estoy cansado, creo– suspiró –Esperar un momento– se quedó helado y lo repasó con la mirada. Piel pálida, cabello celeste y ojos azules –¡Eres Langa Hasegawa! ¿No te habías graduado ya?–.

–Reprobé el año pasado, así que me graduaré con tu generación–.

–¿Sabes quién soy?–.

–Reki Kyan, de tercer grado. Venía en tu credencial de estudiante– sonrió.

–Oh Dios, que pena– se cubrió la cara.

Langa se sentó a su lado en la cama y se le quedó mirando.

–¿Sucede algo?– preguntó Reki.

–No lo sé, tú dímelo– rio –Te noto nervioso. Y ayer parecías estar muriendo ¿Está todo bien?–.

–Y-yo... solo me obligaron a ir a esa tonta fiesta– se cruzó de brazos.

–Yo la organicé–.

Se palideció –Quiero decir, no tonta de ¡Wow, esto es una estupidez! Si no que...

Soltó una carcajada –Relájate ¿Quieres que te preparé una ducha en lo que desayunas?–.

-No es necesario–.

–Insisto– se puso una camisa.

El pelirrojo terminó accediendo por no querer discutirlo.

El desayuno estaba delicioso, y no podía negarlo. Aunque solo se tratara de un omelette.

Minutos después, Langa le llamó para que tomara su baño.

–¿Y esos aceites?– le preguntó ya estando en el baño.

–Para darte un masaje– le dio la espalda –Puedes desvestirte tranquilo, no voltearé– soltó una ligera risa.

El pelirrojo se sonrojó –E-el masaje no es necesario–.

–Insisto. No tengo clases hasta dentro de tres horas y me gustaría que te fueras tranquilo–.

Giró los ojos, se desvistió y entró a la bañera.

No iba a negar que el agua estaba deliciosa. De pronto sintió un escalofrío. Langa ya había puesto sus manos sobre sus hombros.

–Lo siento, mis manos son naturalmente frías– empezó a masajear –Y dime ¿Hiciste algo ayer o te la pasaste encerrado en ese baño?–.

–Intenté mezclarme– admitió –Pero vi a mi ex con su nueva pareja y supongo que entré en pánico– sus manos temblaban –Tengo ansiedad social. Y lo sé, intento arreglarlo–.

–Ajá–.

–¡Enserio lo hago! Aunque mis padres crean que no. Pero como si fuera tan fácil acercarse a alguien y hablar ¿Por qué los padres no entienden eso?– gruñó –Luego dicen que es mi culpa quedarme sin amigos. Pero eran amigos de mi ex ¡No les iba a seguir hablando!– se hizo bolita –Ellos lo conocieron primero ¿Quién soy yo para quitárselos? Y además... ¡Auch!–.

–Lo siento– dijo –Estás muy tenso–.

–Perdón–.

–No te disculpes–.

La puerta se abrió.

–Oh, lo siento– soltó un peliverde.

–Hola, Joe– saludó Langa.

–Oye, teníamos un acuerdo. Si vas a traer ligues al departamento debes avisar con tiempo–.

Reki solo moría de vergüenza..

–No es mi ligue, es el chico que encontré ayer desmayado–.

–Así que a él le hice el desayuno extra– sonrió –¿Te gustó?– preguntó al menor.

–Emm estaba bueno– respondió –Demasiado para un omelette, de hecho ¿Tú lo hiciste?– lo miró sorprendido.

–Jugué un poco con las especias– fanfarroneó –Kojiro Nanjo, por cierto. Un gusto conocerte– se presentó.

–Oh te conozco– tartamudeó –De tercer grado, eres el vicepresidente del comité estudiantil–.

–¿Y tú eres?–.

–Keki Ryan , quiero decir, Reki Kyan– se sonrojó.

–Pareces un tomate– rio –Pero bueno, supongo que iré a pedirle prestado su baño a Kaoru– formó una sonrisa tierna –Langa, si hacen algo recuerda lavar las sábanas–.

–Anotado– respondió para después devolver sus manos a la espalda de Reki.

–¿¡Eres roomate de Kojiro Nanjo!?– gritó en cuanto el peliverde salió.

–¿Hay algún problema?–.

–Para nada, solo que se trata de el cuarto puesto de popularidad–.

–¿Puesto de popularidad?– arqueó una ceja.

–Sí,ya sabe. Primer puesto Ainosuke Shindo, luego lo sigue Kaoru Sakurayashiki...

–Eso es tonto–.

–Para ti es fácil decirlo ¡Eres el quinto lugar! Debe ser asombroso– suspiró –Seguro nunca te has quedado solo en una fiesta ¿Pero qué digo? Cualquiera daría lo que fuera por ser tu amigo– miró a la pared.

–¿Y qué hay de ti?–.

–¿Uh?–.

–Sí ¿Qué puesto eres?–.

–¿Ubicas al conserje que deja su basura en el bote detrás del gimnasio donde acaban todos los restos de la cafetería?–.

–Creo que sí–.

–Debajo de ese bote– bufó.

Langa soltó una carcajada –Eres divertido, Reki– sonrió y se levantó –Bueno, te dejo relajarte. Si quieres, cuando acabes puedo acompañarte a casa–.

–No es necesario– se apresuró a decir –No quiero molestar–.

–No sería molestia–.

Ese encuentro había sido hace tres meses. Un día después de la fiesta de fin de cursos. Ahora el nuevo ciclo escolar empezaba, todo parecía que iría igual. Pero lo que nadie sospechaba es que la vida de siete chicos cambiaría para siempre.

AnxietyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora