Reki On... Floor?

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Pequeño paréntesis antes de empezar:

Miya tiene 17 en este fic

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–¡Llegamos!– anunció Ainosuke.

El grupo se quedó viendo el lugar.

–¿No íbamos a patinar en hielo?– preguntó Kojiro.

–Sí, íbamos, pero me dio antojo de pizza–.

El peliverde frunció el ceño.

–Como sea, la música de aquí me agrada– dijo Miya –¿Sabes usar patines?– miró a Reki.

–Uhmm yo realmente– empezó a tartamudear –No tengo experiencia con eso–.

–Yo te enseño– sonrió Langa.

–No es necesario. Ni siquiera traigo dinero–.

–Adam paga, no te preocupes–.

–¿Adam?– preguntó.

–Oh sí, nos pusimos apodos– explicó Kaoru –Yo soy Cherry Blossom. Este idiota es Joe– señaló al peliverde, su mejor amigo –Langa es Snow. Mi cariñito aquí es Adam– abrazó a su novio –Y Miya es Catboy–.

–Aunque todos queremos cambiarlo a 'Cierra la boca, Chinen'– habló Ainosuke-

–Es por que nadie aguanta que les diga la verdad– se cruzó de brazos –Como quiera no pueden hacerlo. Si me lo cambian, tengo el derecho a cambiar el de los demás– formó una sonrisa burlona –Cherry sería mamá Cherry, Kojiro papá Joe, Langa Simba–.

–¿Simba?– arqueó Reki una ceja.

–Soy huérfano de padre– explicó el peli celeste.

–Ainosuke sería viejo guango–.

–¡OYE!– gritó el mencionado.

–¿Qué? Te gustan menores. Cherry tiene 17 y tú 18–.

–ES SOLO UN AÑO- soltaron al unísono.

–Entonces serán Jade y Beck, con eso de que andan terminando y regresando cada cinco minutos–.

–CIERRA LA BOCA, Chinen–.

Reki tragó saliva. Se sentía en serio incómodo de no encajar.

Langa lo notó.

–Oye, vamos por nuestros patines, en lo que ellos discuten– tomó su mano.

El pelirrojo asintió con una ligera sonrisa.

Después de rentar sus patines, se dirigieron a la pista.

El peli celeste buscó ayudarlo a mantener el equilibrio. Reki era enserio torpe en ese estilo de patinaje. Cosa que le parecía adorable a Langa. Aunque este tampoco era muy bueno.

–Tal vez luego puedas enseñarme a andar en skateboard–.

–¿Te interesaría?– se emocionó –No tengo personas con quienes compartir eso–.

–Me encantaría ser una– lo miró.

Reki se sonrojó.

–Dios santo ¿Cómo es posible que le enseñes tan mal?– se metió Miya mientras los rodeaba –Deja que un profesional te enseñe– fanfarroneó.

Tomó su mano y lo jaló a la mitad del lugar.

Debía admitir que se sorprendió al sentir lo cálida que estaba la mano del chico. A simple vista nunca creyó que esa simple interacción podría causarle tanto impacto. Lo miró. Se veía enserio aterrado.

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