CatBoy

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–¿Terapia?– soltó Adam una carcajada –Es un chiste ¿Verdad?–.

–¿Qué tiene de malo?– preguntó su novio –Yo voy terapia–.

–¿Enserio?– arqueó una ceja –¿Por qué?–.

–Por que tengo depresión y debo ir– frunció el ceño –Te lo he comentado varias veces. Además es una gran manera de desahogarte sin miedo a ser juzgado–.

–Ugh, Kaoru, no seas idiota. La depresión no existe, solo gente triste que no sabe como salir de su propia miseria– giró los ojos.

–Lo que digas, cariño– hizo una mueca.

–Pues a mí me parece bien que Reki haya dado ese paso– dijo Kojiro –Después de como se puso en el cine...

–¿Hablas de ese desesperado grito de atención?– lo interrumpió –A nadie le pasa lo que a él. Está actuando ¿No se dan cuenta? Quiere quedarse con nosotros a base de lástima ¡Y lo está logrando!– gritó.

–Cálmate, Adam– habló Miya –Si mantenemos a Reki aquí es por su cuerpo, no lástima–.

Todos en la sala lo miraron.

–¿¡Qué!?– frunció el ceño –El chico es sexy y escucharon lo que dijo Tatsu, bueno en la cama– formó una sonrisa pervertida.

–Todos ustedes son un asco– se levantó Kaoru –Y gracias por venir de chismoso, Tadashi. Esta conversación definitivamente arruinó mi tarde– salió de la habitación del pelinegro.

Caminó por los pasillos de la fraternidad. Todo en ese edificio le parecía arrogante y molesto. Desde los habitantes, hasta las miles de medallas y premios que adornaban gran parte de la pared. Solo había premio de primer lugar. Era obvio que solo la creme de la creme podía pertenecer ahí.

Soltó un pesado suspiro. Siempre le pareció una lástima que Miya haya acabado en un lugar como ese. Aún recordaba el día que el chico llegó al campus. Sólo tenía catorce años y había sido adelantado a la universidad por su intelecto superior.

Por los pasillos habían rumores sobre él. Y al no tener nadie cercano a su edad o a un solo amigo, supuso que le fue difícil el comienzo.

Fue un día 6 de Noviembre que cruzaron palabras por primera vez...



–Buenas tardes– entró a la oficina del consejo estudiantil –Estoy buscando a Kaoru Sakurayashiki–.

–Por acá– levantó el pelirrosa la mano.

Miya se acercó a su escritorio con notoria inseguridad –Buenas tardes– tartamudeó –Yo quería saber como inscribirme al equipo de fútbol. O si habrá pruebas o algo así– jugueteaba con sus manos.

–Oh, pues eso usualmente las actividades deportivas se revisarían con Valerie, pero tengo tiempo libre.Tienes suerte– le guiñó el ojo –Y dime, Miya ¿Cierto? ¿Qué te ha parecido el campus hasta ahora? ¿Has tenido algún problema para adaptarte?–.

–Bueno, yo...

–¿Pero qué digo? Claro que has tenido problemas,eres el menor aquí– dijo mientras tecleaba en su computadora –Pero no te preocupes, esa cosas pasan rápido ¿Te estás quedando con tus padres?–.

–No, vengo de otro estado, así que ellos se quedaron allá–.

–Oh, entonces estás en los departamentos del campus–.

–No exactamente– se rascó la nuca –Siguen en mantenimiento, y como ninguna fraternidad me ha aceptado aún, me estoy quedando en un motel cerca de la zona–.

–¿Qué?– frunció el ceño –Dios santo, no es posible ¿Cómo no me enteré de esto antes? ¿Siquiera tienes el dinero suficiente para pagar todas las noches?–.

–Pues no es tan caro– tragó saliva –No tiene agua caliente, pero es algo con lo que puedo sobrevivir mientras haga calor. Además tengo un trabajo de medio tiempo en un café de aquí cerca–.

–Es demasiado para un niño de catorce años– murmuró. Se hizo un pequeño silencio –¿Por qué no vienes a vivir a mi apartamento?– sonrió.

–¿¡Perdón!?–.

–Es un espacio grande y sería lindo dividir la renta– rio –Te saldrá más barato que todas las noches pagar un motel. Además está dentro del campus–.

–Pero yo...

–¡Kaoru!– entró un chica a la sala –Ainosuke Shindo se metió en una pelea, otra vez– dijo alterada.

–Ese chico mimado, hijo de papi– gruñó. Sacó una hoja dela impresora y se la dio a Miya –Tómalo en consideración ¿De acuerdo?– le brindó una dulce sonrisa –Aquí está mi número– lo anotó en el papel –¿¡AHORA QUE HIZO ESE IDIOTA!?– salió gritando.

El menor miró el papel por un largo rato.



Tres días después, ya estaban viviendo juntos. A partir de ese momento, hicieron una rápida amistad. Incluso con Kojiro, que venía casi en paquete con Kaoru. Meses después, el pelirrosa inició su relación con Adam. Fue entonces que el niño se fue al caño.

Durante ese tiempo, el de ojos verdes se había elevado en la escalera social. Y eso incluía atraer la atención de varias chicas. Fue entonces que el peliazul empezó a ser una mala influencia. Con tan solo quince años ya había perdido la virginidad y tener una nueva conquista cada semana.

Entonces la fraternidad Alpha lo contactó para convertirse en su nuevo líder.

Esperaba que con la llegada de alguien como Reki pudiera cambiar sus actitudes. él ya lo había intentado varias veces, pero parecía haberlo perdido. Pero parecía que seguiría el mismo curso.

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