¿Qué yo qué?

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–¡Llegué, mamá!– gritó Reki.

–Dios santo, sigues vivo– se burló su hermana menor.

–¿Quieres comportarte aunque sea hoy, Koyomi?– respondió.

–Si me das razones para hacerlo, por supuesto–.

El pelirrojo se hizo a un lado para revelar a Langa.

–No puede ser– masculló la menor –¡Mamá! ¡Reki trajo a alguien a la casa!–.

–¿¡QUÉ!?– se asomó una mujer a la entrada –¡Dios!– se acercó corriendo a ellos –Masae Kyan, un gusto– se presentó –¿Se te ofrece algo de comer?–.

–¿Puede dejar de actuar como si esto fuera un gran evento?– se sonrojó el menor.

–Reki, silencio– ordenó –Hice unos medallones de res ¿Te interesaría comer con nosotros?–.

–Sería asombroso– sonrió el peli celeste.

–Pero el proyecto...

–Solo es cuidar a un muñeco, tranquilo– rio –Ayer no cené más que botanas–.

–Vamos, cariño– lo abrazó Masae por los hombros.

Se sentaron en la mesa.

Las manos de Reki temblaban y sus piernas no dejaban de moverse. Intentaba convencerse de que no era nada raro que un apenas conocido comiera junto a él en la mesa.

–¿Y de qué es su proyecto?– preguntó Koyomi.

–Somos padres– respondió Langa.

–¡De un muñeco!– se apresuró a agregar el pelirrojo.

–Así es. Estoy seguro de que seremos un gran equipo–.

–Que encantador ¿Dónde se conocieron?– habló la mayor.

–Hace un año se desmayó en una fiesta. Yo lo recogí y lo llevé a mi departamento–.

–¿Por qué todo lo que dices suena tan mal?– soltó Reki.

–Lo siento– rio –No pienso mucho antes de hablar– se rascó la nuca –Supongo que por eso pongo nerviosa a la gente nueva que conozco. De hecho eso me hace ser muy tímido–.

–¿Tú tímido?– arqueó una ceja.

–Tengo pánico escénico. Siempre evito hablar en exposiciones– explicó.

–Pero siempre te ves tan seguro–.

–Por que soy seguro, solo no me agrada mucho hablar. Pero sé agradarle a la gente. Como sea, ya fue mucho de mí. Háblame sobre ti–.

Las mujeres se les quedaron viendo.

–¿Te das cuenta de lo mismo que yo?– susurró Koyomi a su madre.

–No estoy segura, pero lo confirmaré ahora– respondió –Entonces, Langa, luces como un chico adorable. Tu novia debe ser muy afortunada–.

–Oh, muchas gracias, pero estoy soltero. De hecho nunca he tenido novia–.

–¿¡De verdad!?– se sorprendió el menor –Pero eres Langa Hasegawa–.

–Reki, soy gay– le sonrió.

Masae y Koyomi chocaron palmas bajo la mesa.

–Reki ¿Me acompañas a la cocina por servilletas?– dijo su hermana.

–Pero...

–Que me acompañes, dije– lo jaló –Le gustas– soltó al estar a una considerable distancia.

–¿¡QUÉ!?– gritó.

–Dios mío ¿Enserio eres tan ciego? Reki, tienes a un chico lindo detrás de ti y no te das cuenta–.

–Estás loca, como si pudiera gustarle a Langa–.

–No estoy loca, tú eres un idiota– sonrió.

El mayor tragó saliva.

–No me gustaría una relación en estos momentos–.

–Ya supera al otro sujeto. Tetsu no valía la pena–.

–¡No es solo eso! Langa es un diez perfecto y yo me considero un sólido cuatro. Además, no conoces a ese grupo. Son los más populares del campus– sacó su celular –Mira–.

La chica lo tomó y empezó a correr las fotos.

–Oye, el de cabello rosa es lindo–.

–Es gay–.

–Mierda– soltó –Espera un momento ¿¡Ese es Miya Chinen!?–.

–¿Lo conoces?–.

–¿Cómo no hacerlo? Es un dolor de cabeza– gruñó –Nos hemos encontrado en algunas competencias. Lo único que hace es coquetear y presumir sus logros–.

–¿Te ha coqueteado?–.

–¡Ja! Aunque lo hubiera hecho, soy demasiado buena para él. No puedo creer que seas su amigo–.

–No lo soy, ni siquiera de Langa, de hecho–.

–Pues, exceptuando a Chinen, creo que este grupo te hará bien. Necesitas amigos– lo miró –Todos los necesitamos– hizo una pausa –Y te lo digo enserio, Langa parece buscar algo más. Y parece un buen chico–.

–Intentaré ser más sociable– suspiró –Pero no prometo nada–.

–Ese es mi hermano– le dio un ligero golpe.

Escucharon un llanto desde la habitación de Reki.

–¡Carajo, el bebé!– se fue corriendo.

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