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Era el gran día, su hermana iba a casarse dentro de unas horas.

Miraba su elegante esmoquin listo en su cama para ponérselo, pero no podía hacer nada, todo en su interior dolía fuertemente y no sentía ganas ni de moverse. Los últimos días evitó cualquier contacto con su cuñado, fue tan difícil acostumbrarse a no verse a escondidas como antes.

Estaban separados pero vivían bajo el mismo techo.

Realmente era complicado resistirse a tirar todo lo demás por la borda y colarse en la habitación del otro para darse los besos que tanto anhelaban. O en cualquier momento del día, sólo se veían a los ojos y sabían las ganas mutuas de darse afecto pero no podían.

Cómo había dicho Jisung antes, era muy tarde para renunciar a lo demás para estar juntos. Literalmente ya era el día de la boda del mayor.

Y no sabía que debía hacer a continuación, se lastimaba mucho pensando en que ellos se iban a comprometer para siempre. Todo el tiempo los veía juntos y dándose cariño sin ningún obstáculo entre ambos, sentía cierta envidia que trataba de ocultar u olvidar.

No podría soportar verlos en el altar jurándose amor eterno.

Las lágrimas amenazaban con caer pero quiso aguantarlas, llorar no solucionaba su triste situación. Estaba indeciso sobre que hacer ahora, porque quería estar con su hermana en un día tan especial pero no soportaría ver a quién amaba casarse con ella.

Era una difícil decisión, pero desde que lo consideró supo que era lo mejor para su bienestar.

Pidiendo perdón repetitivas veces en voz baja, caminó a su armario y buscó su maleta. Ahora se encontraba guardando sus prendas con apuro mientras sentía su pecho oprimirse en un fuerte dolor al saber que viajaría para no volver a ver a Minho.

Quería olvidarlo, quería seguir con su vida sin andar amando a alguien que no le pertenecía.

No dejó nada en clóset, el esmoquin lo abandonaría en la cama sin siquiera tocarlo y se quedó con un jean, una polera verde oscura y las zapatillas de siempre. No estaba seguro de cómo tomarían la noticia sus padres o Ryujin, por lo que quiso despedirse con un mensaje de texto antes que en persona. No era una muy buena idea pero no habían más opciones.

No podría excusarse si hablaban, y escribiendo sus razones no habría que soportar sus preguntas o reclamos al apagar su celular.

Una vez más iba a abandonar a su hermana, era mucho peor por ser una fecha muy importante en su vida. Se sentía demasiado egoísta, nunca sería un buen hermano mayor para su princesa por más que lo intentara con todas sus fuerzas.

Minho estaba preparándose en casa de su familia, Ryujin se suponía que estaba en el Spa y sus padres muy ocupados en el local de la boda acabando con los arreglos finales. Estaba solo en casa.

Guardando algunas cosas más dió una última mirada a su habitación sintiendo mucha tristeza por tener dejarla y también a su hogar entero, por segunda vez. Cuando todo estuvo listo, no quiso atrasarse más y cerró su maleta para salir.

Pero apenas abrió la puerta, un sobre blanco llamó su atención. Estaba en el suelo y tenía su nombre escrito, confundido se agachó a recogerlo.

Lo abrió y en su interior había una carta, tuvo un extraño presentimiento.

Con cierto temor se dispuso a leer lo que estaba escrito con la conocida letra de su hermana.

"Sunggie, hola...

Hay algunas cosas que debes saber, seré muy honesta contigo como te prometí.

Esto es muy difícil de explicar y contarlo me avergüenza de cierta manera, yo cometí graves errores hace un tiempo atrás, errores que afectan mi presente y me impedirán ser feliz en el futuro...

#little lies ;; minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora