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Decir que Yibo había podido descansar al menos un momento, sería mentir, y decir que no estaba preocupado también sería mentir. Había pasado toda la noche en vela, cuidando del chico –el cual aún no sabía su nombre– y  como lo había dicho el doctor, le había dado fiebre, el menor temblaba a causa de los escalofríos, cosa que no ayudaba mucho.

Miró la hora en su teléfono y suspiró, iba a ser las seis de la mañana, se giró hacia el chico cuando él termómetro soltó un pitido, lo tomó y otro suspiro salió de su boca pero esta vez de alivio.

— Al menos tu fiebre ya bajó — dijo mirando el aparato.

《¿No se va a morir el niño verdad?》

Escuchó la preocupación en el tono de lobo y negó.

No, pero es difícil cuidarlo si no tiene a su lobo presente, pero espero que pueda recuperarse bien.

Dejó el termómetro a un lado y con la manta abrigó el cuerpo ajeno. Se levantó para buscar algo de ropa y cambiarse, cuando estaba por salir de su habitación, alguien tocó la puerta obligándolo a acercarse y abrir. Al hacerlo se encontró con dos mujeres, y por su aroma dedujo que una era beta y la otra ¿una omega? Su ceño se frunció y se acercó más a la chica, esta al ver la acción comenzó a ponerse nerviosa.

— A-alfa Yibo, el beta Dalai nos ordenó que vinieramos a dejarle mantas y ropa —escuchó a la beta hablar.

— Según tenía entendido, los lobos híbridos y otros seres no estaban permitidos en esta manada — al decir aquellas palabras la omega se puso aún más nerviosa.

— A-alfa yo-

— Hablemos de esto después, y no me tenga miedo, no soy como mi padre... Por favor pasen — dijo abriendo más la puerta.

— ¡Por la luna! — escuchó el grito de la mujer mayor.

— ¡Zhan! ¡Zhan, cariño! — llamó mientras se acercaba a la cama.

— ¡Lu ayúdalo! — pidió asustada.

La omega rápidamente quitó la manta, se quitó su collar el cual era un cristal de color turquesa, y lo colocó en la mano del pelinegro, puso su mano encima y cerró sus ojos mientras susurraba ineludiblemente cosas. Yibo se acercó a ver qué era lo que estaba pasando, y como lo supuso, ella era una hechicera.

— ¿Alfa, q-qué le hizo a mi niño? — preguntó la mujer mientras lloraba.

— ¿Yo? Lo salvé de que muera... Creo que ustedes dos al igual que el omega que estaba con él son las personas que lo cuidaban ¿verdad? — la beta asintió.

— Necesito saber algo y quiero que sea lo más sincera conmigo... Cuando me lo encontré antes de que fuera herido, ya tenía moretones y cicatrices... ¿Quién lo lastimaba? — preguntó serio.

La beta tragó seco ante la intimidante aura que desprendía el castaño.

— Alfa Yibo... Yo, no puedo...

— Escúcheme... Si no me dice la verdad de lo que le sucedía, no podré hacer nada para ayudarlo. Dígame. ¿Quién lo había lastimado anteriormente? — volvió a preguntar.

— E-el... Si nosotros no hacíamos lo que el alfa ordenaba... Él le ordenaba al beta Choi que nos castigara... Zhan, él es un chico muy noble y en su corazón existe la compasión y no el odio o rencor y, aunque le rogaramos que no, él tomaba los castigo por nosotros y por eso... Es que estaba lastimado antes, ¡pero por favor no le diga a su padre, él es capaz de-

— Tranquila. Él ya no tiene poder sobre esta manda. ¿Cuál es su nombre?

— Xiao YiFei.

— Abuela Xiao... No sé preocupe, pueden quedarse con él mientras vuelvo... El doctor dijo que por ahora no lo mueva de cama así que lo dejo en sus manos — la mujer asintió rápidamente y Yibo salió de la habitación.

All It's About You ▪︎ ||Omegaverse||   [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora