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Con el corazón acelerado, abrí la puerta de la habitación donde se encontraba Fernanda. Estaba acostada y conectada a un suero.

— ¿Fer?—susurré acercándome a su camilla para tomar su mano y que abriera los ojos.

— No me digas que estabas llorando por mi —contestó un poco débil—. Tengo más vida que un gato, Alice.

Reí entre lágrimas. No la había perdido.
Tenía una pequeña gasa en la ceja derecha y tenía el suero conectado. Al parecer, no fue algo grave. La abracé por unos segundos y me despegué.

— ¿Qué ocurrió?, me asusté muchísimo —le cuestioné y ella levantó sus hombros.

— No recuerdo mucho porque todo pasó muy rápido, estaba llegando a un semáforo y todo se volvió negro, desperté aquí y....—se quedó mirándome en silencio.

— ¿Y?—le animé a seguir.

— Noah, fue que me acompañó en la ambulancia porque estaba aquí cuando desperté —dijo y abrí los ojos más de la cuenta.

— ¿Noah te trajo al hospital?, ¿Dónde está?—pregunté nerviosa.

— Está en la cafetería, me dijo que tenía algo de hambre, ¿qué sucede?—me preguntó y tragué saliva.

— Fer, ¿Cómo estás?—saludo y preguntó Jack, entrando rápidamente a la habitación.

Fernanda, me miró con los ojos abiertos y sabía la razón: mi novio y mi ex, estaban en el hospital pero ellos no se conocen, por lo que, tengo que actuar rápido.

— Jack, sorpresa tenerte aquí —dijo correspondiendo al abrazo—. Solo un rasguño de un imbecil.

— ¿Cómo te sientes?—le preguntó y Fer me miró por unos segundos.

— Iré a la cafetería, vuelvo en seguida —dije y Jack se levantó rápidamente.

— Si querías un café debiste de decírmelo y...—lo interrumpí.

— Quédate con Fer, ¿si? —le pedí con nervios—. Habla con ella y ve que te puede decir sobre el accidente.

— Está bien —besó mi frente y respiré de alivio.

Salí rápidamente de la habitación porque debía de buscar a Noah para sacarlo de aquí, antes de que se encuentre con Jack o, viceversa.
Entré a la cafetería buscándolo y no lo encontraba, tragué saliva.

Llegué al final de la cafeteria donde estaba algo apartado y lo encontré recostado de la pared, mirando algo en su celular y tomando una cerveza.

— Noah —sus ojos mieles se posaron en mi y se acercó para darme un abrazo con un beso incluido.

— Hola —dijo para guardar su celular.

— Gracias por estar con Fer y por todo..—le susurré y levantó sus hombros.

— No podía dejarla allí —dijo para darse otro trago y decidí quitarle la cerveza–. ¡Oye!

— No puedes estar tomando en un hospital y debes de bajarle un poco al alcohol —le reproché—. No has cambiado, como lo prometiste hace años.

Se acercó a mi mirándome fijamente con sus ojos un poco rojizos.

— No eres mi madre, Alice —me dijo y asentí.

— No creo que tú madre este muy orgullosa de verte así —comente y bote la botella de cerveza. Lo escuché suspirar.

— Iré a despedirme de Fer...—lo tome del brazo rápidamente para que me mirara.

— Está...está dormida y el doctor me pidió que la dejara descansar porque está sedada —contesté rápidamente
No puedo dejar que Noah vaya a la habitación, no con Jack allí.

— Vámonos a mi casa, entonces..—propuso tomándome de la cintura y depositando besos en mi cuello.

— Me quedaré con Fer, no puedo dejarla sola —le susurré y me soltó.

— Está bien, adiós.

Caminé hasta la habitación de Fer para encontrar a Jack parado delante de la camilla. Estaba dormida y decidí acercarme.

— Está dormida por los medicamentos —comentó abrazándome por detrás y se despegó rápidamente—. Hueles a perfume de hombre y un poco de...

— Le di un abrazo al chico que trajo a Fer y le agradecí por todo lo que hizo por ella —contesté rápidamente y quería matar a Noah por usar tanto perfume.

— ¿Dónde está? Quiero conocerlo y darle algo de dinero por lo que hizo —reí.

— Tranquilo, él no necesita eso y se tuvo que ir rápidamente, ni me dijo su nombre —mentí.

Odio mentirle pero es necesario.

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