Alice— Eso es...imposible —susurré sin saber que decir.
¿Estoy embarazada?, pero, ¿Cómo si me hice dos test?
— No es imposible porque no eres estéril y tuvimos relaciones sin protección, así que —tragó fuerte—. Estás embarazada pero debes de saber algo antes de que asimiles la noticia.
— ¿Qué sucede?—pregunté—. ¿El bebé está bien?
— Primero quiero que sepas que no tenía idea —tomó mis manos—. De lo que Noah quería hacerte y mucho menos lo que me fue a decir en la oficina.
— ¿Noah fue a tu oficina?—pregunté confundida.
— Sí para restregarme lo que pasaba nuevamente y me quiso dejar dicho que se haría cargo de que no te metieras en mi vida, le dije que no tenía importancia, no porque no me importes, sino, para mostrarme fuerte delante suyo —besó mis manos—. Me culpó por haber reaccionado tarde y encontrarte casi muerta, fue horrible.
Solté un suspiro. Por un momento, creí que no le importaba en lo absoluto pero me acaba de confirmar de que le importo y que me ama.
— ¿Qué pasa con el bebé?—pregunté. Jack soltó un suspiro.
— Eran dos bebes —dijo con una sonrisa triste y luego me miró—. Pero la bala perforó una de las placentas y al perder tanta sangre. No resistió y solamente quedó uno.
Unas lágrimas rodaron por mis mejillas porque Noah no había disparado el arma, pero yo si y había matado a uno de mis bebés.
— No llores, no fue tú culpa mi amor —me susurró limpiándome las lágrimas y asentí.
— Yo dispare el arma creyendo que me iba a librar de Noah —me miró sorprendido—. Estábamos forcejeando y disparé creyendo que el arma estaba hacia Noah.
— ¿Por eso te estaba pidiendo perdón?—pregunto Jack. Asentí.
— Por eso y por otras cosas más que hizo —dije mirando sus ojos.
— ¿Cuales otras cosas hizo?—empecé a llorar como una niña pequeña y Jack decidió abrazarme con delicadeza—. No llores mi amor, no fue tu culpa.
— ¿Recuerdas el accidente de Fernanda que vinimos al hospital?—pregunté y él asintió—. Noah, fue quien la chocó con su auto e hizo creer que le salvó la vida.
— ¿Qué?
— El fue el chico que le salvó la vida a Fernanda pero no dejé que lo vieras porque sentía que era muy peligroso y te ibas a dar cuenta de todo lo que pasaba.
— ¿Porque hizo eso?—preguntó Jack sin poder creerlo y faltaba decirle lo de su asalto.
— Celos y quería llamar mi atención, por eso te atacó el día que me pediste matrimonio —Jack abrió la boca para decir algo pero la cerró al instante—. Noah, fue quien te atacó por detrás, por eso no recuerdas un rostro. Robó tus pertenencias para que creyéramos que fue un asalto pero fue él, me lo confesó todo.
— Por eso nunca encontraron el asaltante y no estaba después de la propuesta —dijo Jack pensativo y asentí.
— Perdóname por todo lo que te he hecho pasar pero creo que esto del hospital, me lo he merecido —bajé la mirada y el levantó mi barbilla.
— No tengo gana de perdonarte pero también quiero pedirte perdón por no llegar a tiempo —limpió mis lágrimas—. Todo eso ahora, no importa.
— Ha llegado la futura tia, madrina más fabulosa que tendrá ese bebé —dijo Fer entrando como si fuera una miss. Jack rió conmigo.
— Me alegra volver a verte —susurré para abrazarla con las fuerzas que podía.
— Me alegra de que estés bien y el bebé por igual —dijo besando mi frente. Miró a Jack—. ¿El doctor te dijo cómo ha asimilado la sangre?
Fruncí el ceño.
— ¿De que sangre hablan?—pregunté. Jack miró mal a Fernanda.
— Creo que dañar las sorpresas es tu don —dijo Jack para mirarme.
— ¿Qué sorpresa?, ¿De que hablan?—pregunté.
— Llegaste al hospital con poco pulso y casi desangrada, así que debieron de ponerte sangre —miré a Jack para que sonriera—. Así es, tienes la sangre de Jack en tus venas.
— Jack...—susurré y besó mis labios.
— Por ti, haría todo lo que fuese necesario —dijo acariciando mi mejilla—. Daría mi vida si lo fuese pero hasta ahora, tienes mi molestosa sangre en tu cuerpo.
— Y un bebe en tu vientre —susurró Fer emocionada—. Quiero decorarle la habitación.
— Fernanda, no empieces —dijo Jack para reírnos.
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Solo tuya
FanfictionUn ángel, puede llevarte al cielo. Un demonio, puede arrastrarte al infierno. Entre dos hombres, peleando por el corazón de una mujer, todo puede pasar, ¿no? Es como jugar la lotería: solo hay un ganador. ¿Habría manera de cambiar las reglas del...