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Dos meses después.

En estos dos meses, todo ha sido, ¿perfecto?

Jack se recuperó completamente y pudo volver a sacar todos los documentos que el asaltante se llevó, volví a ser la cara de varias marcas de ropa y maquillaje, preparamos la boda perfecta para nosotros con ayuda de la loca madrina, Fernanda, la cual nos tenía corriendo de allá para acá y viceversa.

No he vuelto a ver a Noah desde el hospital creyendo que estaba embarazada de Jack.
Es extraño lo sé pero no lo hemos invitado a la boda porque no es del círculo íntimo de Jack.

Fernanda terminó de subirme la cremallera del vestido para darme el ramo de rosas blancas.

Pude mirarme en el espejo vestida de novia, con todo un futuro por delante junto a un hombre que me ama con locura.

Sonreí.

— No puedo creer que estoy llorando, se me va a dañar el maquillaje —comentó Fer, tomando mis manos y mirándome con una gran sonrisa—. ¡Te vas a casar!

— Gracias por estar conmigo en todos estos años y por estar en este momento tan importante para nosotros —le susurré tratando de no llorar.

— ¿Cómo te sientes?—me preguntó y reí.

— Me siento muy nerviosa, el estómago está encogido y tengo muchos sentimientos en este momento. Es inexplicable —le dije y me abrazó.

— ¿Puedo pasar?—Alguien tocó la puerta para que nos encontráramos a Raúl, el socio de Jack.

— Claro, supongo que Jack está casi orinándose de los nervios —dijo Fer haciéndonos reír.

— Más o menos pero vengo a buscar la novia —dijo Raúl y Fer asintió.

— Te espero abajo, sonríe todo el tiempo —besó mi mejilla para dejarme a solas con Raúl.

Solté un suspiro sosteniendo el ramo.

— Estas muy hermosa, Alice —me halagó y le sonreí—. Es un honor para mi, entregarte en las manos de Jack.

— Gracias, Raúl y el honor es mío porque me has ayudado muchísimo, aparte de que eres el padrino de nuestra boda. Jack, te quiere mucho —le confesé y el tomó mi mano.

— Jack, es como un hijo para mi y verlo en su matrimonio, es algo muy lindo para mi —sonreímos—. Ahora vamos que está que pregunta la hora cada dos minutos.

Bajamos al jardín de la casa de Jack, el cual estaba decorado con adornos blancos y dorados. Los invitados se pusieron de pie al escuchar la típica melodía de la entrada de la novia y al mirar el arco de flores donde estaba el padre, ahí estaba él.

Jack estaba allí, vestido con un traje negro sin corbata y al verme, su boca se abrió ligeramente y sus ojos brillaban.

Raul y yo llegamos hasta el lugar que correspondía para entregarme en las manos de Jack, el cual estaba en una especie de shock.

— Si no cierras la boca, este jardín será el titanic parte dos —le susurró Fernanda dándole un codazo haciéndolo reaccionar.

— Díganme que ya la puedo besar —comentó divertido y reímos.

— Te la entrego en tus manos para que la cuides, la ames y valores —le dijo Raúl.

Jack tomó mis manos para besarlas.

— Estas bellísima mi amor —me susurró.

— No te quedas atrás —dije acariciando su cara.

El padre empezó la ceremonia dando el típico discurso y se tuvo que adelantar porque Jack estaba más nervioso que todo el mundo.

— Jack, ¿Aceptas a Alice como esposa para amarla, cuidarla y respetarla, estar con ella en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad?—miré a Jack, el cual me miró unos segundos antes de contestarle al padre.

— Acepto.

— Alice, ¿Aceptas a Jack como esposo para amarlo, cuidarlo y respetarlo, estar con el en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad?—Trague fuerte.

— Acepto —dije con una sonrisa y escuché chillar de la emoción a Fernanda.

— Si alguien de los presentes, no está de acuerdo con esta unión, que hablé ahora o que calle para siempre —dijo el padre mirando a todos.

Todo estaba silencioso. Sonreí como nunca antes lo había hecho porque estaba casada con Jack.

— El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ente la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre —Jack me tomó de la cintura dispuesto a besarme—. Yo los declaro marido y....

— ¡Usted no va a declarar nada porque esa mujer es mía!—gritó alguien furioso y nuestra sonrisa se borró para mirar de quien se trataba.

— ¿Noah?—preguntó Jack confundido mirándolo y luego me miró.

Esto tiene que ser una pesadilla.

— Hijo, ¿Cómo te atreves...—Noah interrumpió al padre.

— Padre, cierre la maldita boca porque esta boda no se va a realizar —dijo acercándose a nosotros—. Primero muerto a que mi mujer se case con este pendejo. Jack, tienes que saber toda la verdad.

Ahora quiero que me trague la tierra y me escupa donde le de la gana.

Solo tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora