The Potter- Malfoy's

La gran pelea II

Parte II

Draco había insultado a Harry de muchas formas durante gran parte de su vida. Cualquier defecto que encontraba en el niño lo utilizaba para atormentarlo con el único objetivo de lastimarlo. Una parte él había disfrutado cada segundo; ver aquellos ojos verdes invadidos por la ira, los puños apretados, los labios firmes y el ceño fruncido, era uno de sus placeres favoritos.

Le gustaba meterse bajo su piel; era una adicción que había adquirido a través de los años.

Y sin embargo, conforme fue creciendo, dejó de sentirse orgulloso de aquella actitud.¿Qué tipo de persona se siente orgullosa de lastimar a otros? Era lamentable que necesitaba estar del lado equivocado de una guerra para comenzar a cuestionar su forma de ser.

Se arrepintió de cada mala mala que hizo y dijo. Pero sobre todo de lastimar a Harry. Y el corazón del gryffindor era tan grande que lo perdonó pese a todo lo que hizo.

Y aun así, Draco halló la forma de arruinar todo.

No era su culpa...no totalmente al menos. Desde que era niño tenía una lengua filosa, y despertaba veneno como el de las serpientes,. Su humor era retorcido y muy pocos lo entendían.

Harry lo hizo, era el único que lo hacía.

Sus ofensas pasaron de ser crueles a infantiles. Ya no estaban destinadas a lastimar sino más bien a hacer reír al otro. Era raro para algunos, para otros estaba mal pero para ellos... para ellos era perfecto.

Las palabras en su boca se deslizaron tan fácilmente que no se dio cuenta del verdadero impacto que tuvo hasta que vio el rastro de Harry. La forma en la que Harry lo miró...hizo que Draco quisiera llorar, lo hizo sentir vulnerable; era como si Harry lo viera por primera vez, era parecida a la mirada que le dirigía a su yo de once años, con odio, amargura pero había algo más ahí.

Decepción.

"Como pretendes ser un buen padre si creciste sin uno."

Las palabras se repetían en su cabeza una y otra vez. Quemaba como el fuego y dolían como el infierno.

¿Por qué había dicho eso?

Cuando la ira se fue desvaneciendo al igual que la niebla con el aire, Draco se dio cuenta de lo crueles que fueron sus palabras. Había lastimado a Harry y lo había hecho intencionalmente. Se sentía horrible consigo mismo.

El dolor en los ojos verdes de su Harry al escuchar aquello era algo que sin duda jamás olvidará.

Tonto, tonto, tonto.

El sol comenzaba a ocultarse, dando paso a la luna para resplandecer. No tenía señales de Harry y Draco comenzaba a preocuparse.

Después de haber hecho dormir a su hijo, Draco esperó pacientemente en la sala de estar, con una buena copa de vino y un libro mano, el regreso de Harry para continuar su pelea donde la dejaron, resolver las cosas o lo que fuera, pero las horas pasaron y Harry no daba señales de que fuera aparecer.

El tiempo pasaba tan lento que Draco estaba a punto de tener un colapso. El tic tac de las manecillas del reloj antiguo que tenían en la sala, comenzaba a impacientarse. ¿A qué hora se dignaría a regresar el estúpido de su novio?

Draco sabía que estaba siendo un poco injusto con Harry. No culpaba al moreno de querer un tiempo para tranquilizarse después de todo lo que pasó. Pero no podía evitar desesperarse; conocía el temperamento del ex gryffindor y sabía lo que era capaz de hacer.

Cuando el silencio era asfixiante y la soledad oceánica, Draco se paró del sofá y fue directamente a la red floo para contactar a la familia y amigos de su novio para preguntarles si sabían algo de Harry.