Al día siguiente, Harry se despierta como cada mañana a las seis y media de la mañana a preparar el desayuno de su familia. Primero se viste y se arregla para ir a trabajar, luego baja a su cocina y comienza a preparar todo y tenerlo listo en las loncheras que sus propios hijos habían elegido.
Amaba mucho a sus pequeños, que ya no eran tan pequeños. El mayor, Jack, acababa de cumplir los veinte hace un mes, su hija de en medio Judith tiene dieciocho y el menor, Silas, tenía quince.
Tal vez por eso ya no tenían tiempo para él. Eran jóvenes y ningún adolescente querría pasar tiempo con su madre teniendo la compañía de otros adolescentes que comprendían mejor su mundo.
Su esposo, Louis, y él tenían una linda familia. Algo disfuncional, pero que amaban con todo su corazón.
Terminando de poner todo en la mesa y en las loncheras, Harry llama a su familia a desayunar y suspira cuando pasan cinco minutos y nadie llega todavía. Por lo que lo toma como señal de que tenía que subir y despertarlos uno por uno, no le molestaba, de hecho, disfrutaba despertarlos mientras acariciaba suavemente sus mejillas.
Cuando sus hijos están completamente despiertos para vestirse y comenzar con su día, Harry, se dirige a su propia habitación donde estaba Louis apenas despertando. El bullicio matutino lo había despertado, sus hijos eran un poco muy ruidosos.
Harry suspira y se recuesta un momento en su cama, Louis lo aprisiona entre sus brazos apenas siente su presencia y comienza a besar su marca de unión con parsimonia.
—Buen día, Alfa—saluda el Omega soltando una risita por las cosquillas que la barba de Louis le provocaba cuando se acercaba y dejaba besos en su punto de unión.
Louis aspira suavemente el aroma de su esposo, comenzando a sentir el segundo aroma haciéndose presente.
—Buen día, Dulce Omega. ¿Es hora de despertar? —pregunta acurrucándose en Harry.
—Los niños ya despertaron y yo ya hice el desayuno, así que sí, amor.
Louis se remueve entre las cobijas y antes de separarse por completo, se pone encima de su Omega y le planta besitos en la frente por última vez.
—Enseguida bajo, mi amor.
Harry le iba a responder, pero el grito de Silas y Judith interrumpieron la charla que el matrimonio estaba teniendo.
—Los niños me necesitan, no tardes en bajar, te amo.
Louis asiente y observa con una media sonrisa a su esposo dejar la habitación con algo de prisa. Lo que tenía planeado hacer con sus cachorros seguía en pie, ellos se portaron mal con Harry hasta a un punto en el que lo hicieron llorar.
Se apresuró y se vistió rápidamente para poder ir a desayunar con su familia, no es porque esté casado con Harry, pero su sazón era lo mejor que había probado en su vida. Su estómago siempre estaba feliz, de verdad amaba su comida. No era por echarle rosas a Harry, pero su Omega era perfecto de pies a cabeza.
Era siempre tan lindo con él y con sus hijos. Intentaba siempre estar involucrado en la vida de sus tres pequeños y ser el esposo perfecto 24/7, incluso cuando Louis le decía que ya estaba haciendo lo suficiente.
Tal vez debería regalarle un viaje de fin de semana a Irlanda a un lugar del que lleva hablando por semanas, tenían el dinero suficiente para permitirse un obsequio de esa magnitud, además Harry se merece unos días de descanso de su alocada familia.
Iría a la agencia de viajes esta misma tarde.
Baja las escaleras con cautela esperando escuchar las voces de alguien hablar, pero la única que pudo distinguir era la de Harry intentando mantener una conversación con ellos. Incluso cuando los tres estaban más atentos a su celular que a lo que su Omega les estaba diciendo.
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How I Met Your Mother ||Larry||
FanfictionLouis se da cuenta que sus hijos están siendo injustos con su esposo, y por eso decide darles una lección. Una que nunca iban a olvidar.