Memoria #17

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Después de aquel día en el que se comprometieron llegó el momento de decirles a sus cachorros lo que estaba a punto de ocurrir. Cuando Jack lo entendió dibujó en su rostro la sonrisa más grande que podrían imaginar, comenzó a dar saltitos de alegría y luego estaba Judy que no entendió, pero se dejó llevar por la felicidad de su hermano y pronto tuvieron a dos cachorros enérgicos corriendo a su alrededor gritando cosas inentendibles.

Harry sonrió inevitablemente y se apoyó en el hombro de Louis disfrutando del alboroto que sus pequeños estaban armando cerca de las escaleras.

—Creo que se lo tomaron bastante bien—afirma sonriendo tomando la mano de Louis entre la suya.

—Bastante bien—dice el Alfa riendo de lo que decían sus hijos.

Judy regresó a ellos bastante agitada y trepó el sofá hasta llegar donde estaban sus padres para acurrucarse en el medio y recostarse en el pecho de su mamá.

—Me cansé y no sé qué celebramos—suspira derritiéndose en el proceso.

Harry la arrulla y la ayudan a regular su respiración, intentando no reír en el proceso cuando Jack vino a ellos y se derritió en los brazos de Louis cuando vio que su mamá estaba ocupado con su hermana.

—Mami, ¿podemos comer helado de celebración?

—No lo sé. Lou, ¿podemos comer helado de celebración? —cuando Louis iba a responder, Jack le hizo un puchero. 

Cachorro manipulador.

—Comer helado no nos hará daño.

Accede y Jack da un brinco de felicidad.

—Judy, ¿te gustaría ir por un helado?

La niña asiente con la cabeza, no todos los días tus papás te ofrecen ir por helado y mucho menos si es por celebración.

—Me gusta, mami. Papi puede venir.

Louis suelta una risita e inclina la cabeza aceptando la invitación, aunque de todos modos iba a ir. Harry sube con ellos las escaleras después para recoger sus abrigos e ir por los suyos porque seguramente regresarían en la noche.

Subieron al auto con los cachorros cantando una canción acerca de lo mucho que amaban el helado y las papas fritas. Harry se aseguró de ponerles el cinturón de seguridad mientras Louis encendía el auto.

Terminaron comiendo unas hamburguesas y dejaron el helado como postre, porque aprendieron que los cachorros cambiaban de opinión con bastante frecuencia, y solo entonces pudieron cumplir con su cometido.

Ahora los dejaron entrar al área de juegos, mientras los vigilaban, los saludaban de vez en cuando y venían por un sorbo de agua para seguir jugando después.

—Hazz...—habla Louis luego de sonreírle a sus hijos.

—Amor.

—¿Qué opinas si hacemos la ceremonia en nuestra primera casa? 

Harry lo mira esta vez para saber si estaba hablando en serio y sí lo estaba.

—¿Te refieres a la casa de Emma y Stephan? —lo dice con melancolía, hace años que no van a esa casa, al menos desde que Emma falleció—¿Crees que les hubiera gustado?

—Stephan hubiese sido el más feliz del mundo y Emma ya te estaría hablando sobre lo importante que es el matrimonio.

Harry sonríe con tristeza.

Antes de morir, Emma, les dejó su casa y su granja como herencia. Como explicó en la carta que dejó junto con su testamento:

"Por todos aquellos años que cuidaron de mí, compartieron conmigo y me hicieron parte de su familia cuando mi esposo partió de este mundo. No solo ustedes me acogieron en sus vidas, yo también los llevé en mi corazón. Son una pareja que me recuerda que el amor, como el que compartimos mi Stephan y yo, todavía existe. Que la devoción que puedes sentir hacia esa persona, es real. Que me demostró que la fortaleza y la fe pueden hacer milagros. Mi gratitud hacia ustedes es y será eterna. Y ahora que estaré de nuevo con él, mi propiedad y parte de mi dinero pasará a sus manos. Gracias por todo lo que hicieron por nosotros. Cuiden de su amor y de la hermosa familia que están formando. Nos vemos. Los quiere, Emma."

How I Met Your Mother ||Larry||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora