LIBRO XII. Capítulo 5: Por la Eternidad

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Capítulo 5

Por la Eternidad

Buscando un lugar en el cual nadie lo interceptara y en el pudiera decidir su plan de acción para las futuras contiendas,

Kiritsugu visualizó ese oscuro mundo donde inició su cruzada en el torneo de Gantz.

Él, junto a su servant, arribaron al sitio del que partieron como alternos y al que ahora volvían como principales... tal cual había sido el deseo de ambos.

Para Cort había algo de desazón al regresar a ese lugar, pero apartó esa pesadumbre para encontrar descanso junto a un muro sobre el que se recargó hasta terminar sentado en el suelo. Estaba exhausto y con el cuerpo muy lastimado, sabía que no podía hacer mucho por sus heridas, por lo que tenía que decidir pronto qué hacer.

Pero aunque su cuerpo dolía, más sufría por las palabras de Yakumo que resonaban en su cabeza una y otra vez.

Kiritsugu por su parte prendió un par de velas para iluminar un poco la habitación que antes le perteneció a otro Master.

Mientras contemplaba la silla en la que el fallecido se sentaba como un rey, pensaba en lo que posiblemente lo llevó a morir. Siempre lo consideró un hombre frío y calculador que en el fondo escondía sus propios intereses y demonios... ¿A cuál de sus demonios habrá visto en el campo de batalla para arrojarse de esa forma a su propia muerte? Quizá jamás lo sabrá.

La pelea con Prime resultó mejor de lo esperado, no sólo conservaba a su servant, sino que se deshizo del master que le obstaculizaba su camino; habría preferido que fueran muchos más los servants y masters eliminados, pero agradecía que Shirou e Illya continuaran con vida. ¿Por cuánto tiempo? Difícil de saber... por lo que tenía que apresurarse...

Ambos hombres no se dirigieron la palabra en un largo rato de silencio que compartieron. Kiritsugu hasta terminó sentándose en uno de los escalones que había dentro de la habitación y fumó un poco.

Había muchas variables que tenía que tomar en cuenta si quería llegar a su meta, por ahora le preocupaba la obligada pelea contra el noddos, y que Kirei Kotomine tuviera a su lado a la diclonius... estaba seguro que Kotomine usará esa carta de la manera en la que causara el mayor daño posible, siempre ha sido así... Una parte de él no había dejado de temerle desde aquella antigua batalla por el Grial.

— Ahora que ya no contamos con las habilidades de ese sujeto para curarte ¿Cuánto tiempo crees que te tome para sanar? —cuestionó Kiritsugu, con la mirada perdida en uno de los rincones del lugar.

— No soy un maldito curandero —el saiyajin respondió—... pero por mi propia cuenta no puedo hacer mucho... aunque...

— De nada me sirves en ese estado. Con Prime fuera ya no puede haber más demoras, eliminar al noddos debe ser tu prioridad si deseas permanecer más tiempo en el torneo y cumplir con todas tus metas — Kiritsugu le recordó.

— Créeme... no hay cosa que más desee en este momento que enfrentar a ese monstruo —Cort cerró uno de sus puños con fuerza—. No me queda más opción.

— Necesito que me respondas con la verdad ¿te sientes lo suficientemente capaz de derrotarlo? —Emiya preguntó, mirándolo.

— Gracias al enfrentamiento con Prime, pude ver su manera de pelear... Cierto que posee un poder enorme pero, no el suficiente para intimidarme, no sería la primera vez que enfrento a un oponente de tal magnitud... La única ventaja que tiene sobre mí es que él puede sobrevivir y pelear en el espacio, si me arrastra allá todo terminaría si es que no puedo evitarlo que lo haga — admitió con cierto enfado, pero en un instante recordó algo que podría serle de utilidad —. Aunque quizá... haya una forma de defenderme de eso... Si lo logro, sólo tendré que pelear con todo mi poder y eliminarlo sin darle la oportunidad de entrar en ese estado de locura.

En Busca de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora