ᑭᒪᗩY: One Shots Fratt

Cocos ⚠

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Donde Matt tiene una fijación con los pechos de Frank.

O Donde DD ama los Double D de Castle.

Ah, y están de vacaciones.

Y tienen una relación complicada que apenas inicia.

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La playa californiana se extendía alrededor de ambos varones, uno bajo la sombra y otro valiente ante el sol. Matt repasaba una y otra vez el plan: encontrar a ese maldito que El Castigador rastreaba y pasar desapercibidos en todo momento. Frank, por otro lado, sonreía mientras se bronceaba porque ese plan era inexistente, una mentira piadosa para que Daredevil se permitiera un par de días para vacacionar.

Un paraíso tropical se escondía debajo de la camiseta de Castle y Murdock lo sabía. Cuando el calor del verano derretía el helado del pelinegro y este goteaba sobre sus pectorales apenas protegidos con una camiseta entreabierta, tentando al otro al pedirle limpiarlo; cuando entrenaban a deshoras y le golpeaba en ellos solo para sentir cuánto los había entrenado. Se habían convertido en su punto débil y cada noche una búsqueda del tesoro.

La forma en que sus pechos rebotaban con cada vaivén cuando Frank estaba dentro de él. Puntos interiores se estimulaban con cada embestida, embestida que traía moción a los gemelos mortales. Eran su perdición, perdición que tomaba en sus manos.

Tensos como una roca, relajados y flácidos, botando o esperando su atención. No importaba cuándo, no importaba dónde, siempre eran un deleite. Gourmet oculto, manjar para los dignos.

Jugosos, maduros, oda a las cosechas más finas. Adictivos, tentadores, una droga distinta que proveía el éxtasis a cambio del trabajo adecuado.

Vacaciones en la Costa Dorada, la playa de California les traía libertinaje. Viaje de placer disfrazado de vigilantismo, pecados que buscaban manifestarse fingiendo que era el alcohol. El sol caía con fuerza sobre el cuerpo semidesnudo de Frank, Murdock podía escuchar el bronceador evaporarse sobre sus músculos. 

El pelirrojo se mantenía en la sombra, temeroso de sentir la luz solar quemarle la piel, aferrándose a una margarita y ansiando el cofre a su lado. Tan cerca, tan lejos.

—Vamos, Rojo —le animó Castle levantando sus lentes oscuros, que hacían juego con su bañador azul—. Recuerda que debemos ser casuales para que la misión funcione.

Cierto, la misión, pensó el pelirrojo.

—Desde que se te ocurrió la idea de que pretendiéramos ser una pareja gay en el centro comercial, no has dejado de usarla —acusó Matt—. Quiero saber, Frank, ¿realmente vinimos a buscar a alguien? Llevo rato tratando de escuchar algo y no puedo.

—Ah, ¿qué te detiene ahora? —retó el pelinegro con una sonrisa— ¿Es el sol? Porque podría ir bajo la sombrilla pero, ¿no quieres sentir el sol ardiente en tu piel? ¿no quieres un recuerdo para cuando volvamos?

—Ya tengo un llavero —respondió Murdock levantando las llaves del hotel con la figura de Left Shark—. ¿Qu-qué estás haciendo?

Castle se había puesto de pie y caminó hacia el pelirrojo, bajo la colorida sombrilla se sentó sobre Matt. Piernas a cada costado, piel separada apenas por finas telas de lycra.

—Estás borracho —aseguró el pelirrojo cuando un poco de la bebida del otro le salpicó en el rostro.

—¿Seguro? Dime a qué sabe 

Castle bebió de la botella y, con un poco de líquido aún en su boca, se acercó a Murdock para permitirle saborear sus labios. Agua de coco era lo que podía saborear, ni una sola gota de alcohol.

—¿Entonces? —preguntó el pelinegro, tratando de hacer que Matt se quitara esa horrible camisa hawaiana.

—Entonces, ¿qué? —cuestionó devuelta— ¿Me vas a decir qué demonios te pasa?

—Rojo, rojo, rojo —chasqueó su lengua en desaprobación—. Deja de actuar como si no hubiésemos estado así varias veces.

La respuesta no fue una negación, solo admitía que nunca habían estado en público de una manera más comprometedora que simplemente tomarse de las manos.

—¿Crees que a alguien aquí le importa? —preguntó Frank tomando la barbilla de Murdock con cuidado— Escucha con cuidado.

Concentrándose, tratando de escuchar algún detalle en las voces a su alrededor...

Debe ser una broma, pensó el pelirrojo cuando se dio cuenta de un detalle: aquella playa no era más que una privada. Privada, para adultos, adultos que hacían cosas de adultos.

—¿Qué piensas ahora? —la voz de Castle se sintió más cerca.

—En que el ex-marine tiene contactos, al parecer —contestó sarcástico—. Y muchas bolas como para creer que puede mentirme y salirse con la suya.

Frank rió—: ¿Te mentí? ¿En serio no lo descubriste cuando hablamos con el dueño del terreno? ¿Ni siquiera cuando me llamó por mi nombre y a ti por el tuyo?

—No lo consideré relevante —se excusó Matt apretando los labios.

—¿Y consideraste relevante a los extranjeros fornicando tras la duna de allá? 

Castle tomó la mano del otro y la guio por su cuerpo, como mapa guiando al aventurero a la ciudad prohibida. Subiendo con lentitud, el cofre del tesoro se abría ante Murdock.

—Esos podríamos ser nosotros, Rojo, podemos serlo —le susurró cuando su mano sujeto su pectoral izquierdo.

La otra mano subió por el costado de Frank, acariciando su cintura con suavidad y recorriendo con deleite cada centímetro de su piel hasta la cereza sobre la crema batida.

—Siempre te sales con la tuya, ¿no? —se quejó Matt sintiendo en sus manos la carne del otro.

Apretó con cuidado los pechos, sintió en sus palmas las tetillas de Castle y, con la boca entreabierta, suspiró. Realmente no podía controlarse, menos cuando aquél pelinegro había descubierto su talón de aquiles.

Ya no le preocupaba ser atrapado con las manos en la masa y, si alguien lo hacía, estaría honrado de ser encontrado con sus manos sujetando los cocos de aquél hombre. Su hombre.

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Canción: Coconuts

Artista: Kim Petras

Palabras Clave: toda la canción xd. Tremendo bop.

Fecha: 11 de Febrero.

Por cierto, me quedé corto de tiempo y por eso no le seguí. Si quieren la versión completa pongan aquí cualquier cosa, un emoji, coconuts o un por favor, así sabré que hay demanda y lo haré :)