Bajo la luna

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Donde están acostumbrados a decirse buenas noches e irse por su lado.

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Noches como aquella eran un milagro, podían llegarse a sentir como un regalo. La ciudad se mantenía en orden, algo poco común en Hell's Kitchen. Sin embargo, tal vez era porque Daredevil, así como los Defensores y ese psicópata de El Castigador habían ejercido presión contra los criminales y finalmente funcionaron como agentes de seguridad para la población.

En alguna azotea, unas piernas envueltas en kevlar rojo se meneaban al aire, Matt Murdock estaba sentado al borde del edificio. A su lado, Castle miraba las luces neoyorquinas en la lejanía de aquél sector oscuro en el que se encontraban.

—¿Alguna vez has pensado qué sería de tu vida sin... esto? —preguntó el pelinegro con quietud.

—Sí —admitió Daredevil—. Aunque sería demasiado aburrida.

Matthew tenía razones para mentir, no quería ventilar su culpa y sus temores como si fuesen banderas que alejaran a Frank de su lado. Además, algo de verdad yacía en su respuesta... odiaría una vida monótona, no estaba hecho para ella.

—Verdad —afirmó Castle—, ¿tanto odias tu vida, Murdock?

—No la odio —frunció el otro el ceño—, es solo que... podría ser mejor.

Frank decidió mirar al pelirrojo cuando este se retiró la máscara, evidentemente después de asegurarse una vez más de que el peligro de ser visto por alguien además del ex-marine.

—Y, ¿qué la haría mejor? —se atrevió a cuestionar el pelinegro.

Matt hizo una mueca ladina que Castle apreció con detenimiento bajo la luz de la luna. Sus labios se curveaban hacia la izquierda y en su mejilla un hoyuelo amenazaba con aparecer, aunque la tensión en su rostro no era la suficiente como para marcarlo demasiado. Su ceño se fruncía conforme formulaba su respuesta y la forma en que se perdía en sus propias palabras era cautivante.

¿Por qué le tenía que parecer tan jodidamente lindo?

¿Por qué, de todas las personas en el mundo, la única que aún lo veía como El Castigador? 

Detestaba los pleitos del pasado, aquellos que cambiaron el rumbo de su historia pero estaría dispuesto a deshacerse de todo con tal de hacerse con él, de complacerlo.

—No lo sé... ¿paga consistente? ¿clases de skii...? 

—¿Compañía?

El pelirrojo asintió repetidamente—: Tal vez, no amistad, algo más profundo quizá.

Frank afirmó con la cabeza y se levantó, repasando la ciudad en la lejanía con la mirada y aún pensando en si ese era el momento de despedirse como cada noche o simplemente atreverse a decir algo más.

—Y... ¿qué mejoraría tu vida? —inquirió el pelirrojo, poniéndose de pie para acompañarle.

No quería que la conversación acabara así, no cuando era uno de los momentos del día que más esperaba. Le gustaba su presencia, su cercanía y, aún así tuviera que hablar de cualquier tema con tal de escarbar un par de minutos adicionales, lo mantendría cerca.

Castle bufó con una sonrisa—: No tengo ni la más mínima idea, solo sé que hay alguien por quien arruinaría todo... 

Murdock tragó en seco, normalmente esas palabras le habrían hecho creer que a Frank le interesaba alguien más y, en ese caso, se deprimiría con la idea de nunca haber tenido una oportunidad de enmendarlo todo. Pero era distinto, estaba ese tiemble disimulado en su voz relajada; en su latir que, aunque entraba en lo normal, para alguien sigiloso como él resultaba en un aceleramiento precipitado; después estaba lo que su cuerpo exudaba, entre sudor y hormonas se ocultaba la misma emoción que Matthew había llegado a sentir.

—Aunque no sé si esa persona sienta lo mismo por mí —añadió Frank.

—Puede que, en lugar de arruinarlo todo, esa persona prefiera construir algo nuevo —replicó el pelirrojo jugueteando con su máscara—. Sin necesidad de destruir nada.

—Tienes razón... Buenas noches, Rojo —se despidió el pelinegro—. Si no me apresuro perderé el tren a mi casa.

Aquella azotea no estaba lejos del departamento de Murdock y, por unos segundos, este pensó en lo que iba a responder. Siempre tenía un espacio en la sala y sábanas de repuesto por si, alguna vez, el pelinegro se atrevía a quedarse a dormir allí. Pero sabía que manifestarlo no era suficiente, debía tomar la oportunidad ahora que se presentaba abierta de par en par.

—Buenas noches, Frank —dijo con una sonrisa sincera, poniéndose su máscara nuevamente—. Aunque opino que deberías perder ese tren.

Daredevil saltó al edificio contiguo, debía seguir recto un par de construcciones más. Por otro lado, Castle se quedó pensando en sus palabras. Miró en dirección a la estación del subterráneo y negó con una sonrisa antes de seguir a Matthew.

Definitivamente perdería el tren.

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Canción: goodnight n go

Artista: Ariana Grande

Palabras Clave: why you gotta be so cute?; just say goodnight and go; you'll miss your train and come stay with me.

Fecha: 26 de Febrero

ᑭᒪᗩY: One Shots FrattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora