🛀
Donde Frank reflexiona frente a las lápidas de su familia lo mucho que los extraña y, a su vez, de lo feliz que se ha vuelto su presente junto a Murdock a pesar de todo.
🛀
Un atardecer a las afueras de la ciudad, admirando desde la carretera a la gran ciudad que podía verse muy pequeña a la lejanía. Monstruos de concreto se alzaban y amenazaban con tocar el cielo, los destellos naranjas resplandecían sobre el cielo.
Frank leía a la lápida de Lisa aquél cuento que tanto le encantaba. Nada le aseguraba que ella pudiese escucharlo, pero aún así se atrevía a leerle.
Había aprendido que habían culturas que veían a la muerte como el inicio de un camino nuevo, en un más allá y que, de vez en cuando, los que se iban podían regresar a visitar una vez más a sus seres queridos. Frank abrazaba la idea de que su familia lo revisaba en momentos como aquél.
A su derecha e izquierda, las tumbas de su hijo y su esposa le hacían compañía a la pequeña. Frank tocaba con cuidado el concreto del que las placas estaban hechas. Llevaba tiempo pagándole al encargado del cementerio para que las mantuviera limpias y que cada cierto tiempo pusiera algunos lirios junto a Maria, ella los amaba. Y el hombre había cumplido, Maria tenía sus lirios.
Castle terminó de leer y apreció con dolor aquellas piedras que le recordaban que aquello que le hacía feliz estaba bajo tierra. Estaba consciente de que nunca los recuperaría y esa certeza era dolora.
—Hay algo que quiero comentarles —dijo Frank bajando la mirada.
Al pelinegro nunca le dio pena que alguien lo viese hablar con su familia pero aquella vez era distinta. No había nadie en el lugar pero aún así las palabras no se formulaban correctamente, no sabía como explicarlo.
—Ustedes saben que ha pasado bastante tiempo, que he hecho lo que era necesario y lo sigo haciendo para no permitir que nadie pase por lo mismo —trató de explicar, siendo un balbuceo—. Los amo, siempre lo voy a hacer y nunca los voy a dejar.
Él quería dejarlo en claro antes de continuar, diciendo que había encontrado a alguien que lo comprendía tanto como ellos lo habían hecho y que, al parecer, también le amaba.
—Supongo que tuve suerte, ¿no? —dijo antes de derramar una lágrima llena de amargura y acidez—. No quiero que piensen que los estoy cambiando, no quiero que crean que me voy, porque no es así. Jamás lo haría.
Frank respiró hondo, escuchando el sonido de los árboles remolinearse a su alrededor con el viento que anunciaba el final de la primavera.
—Él es una buena persona, me hace ser mejor aunque lo deteste —mencionó antes de suspirar y mirar la lápida del pequeño Frank—. Si supieras lo que yo, te reirías de que hago equipo con un superhéroe. Uno demasiado benevolente para esta ciudad, uno que se ha convertido en un nuevo hogar para mí. A decir verdad, me gustaría que hubiesen tenido la oportunidad de conocerlo; no es el mejor del mundo pero sé que ahora él es lo mejor para mí. Con sus leyes y actitudes extrañas, sé que es a quien quiero.
Frank sorbió su nariz, no esperaba una respuesta ni nada más. Solo que sentía que les debía una buena explicación. Algo que le hiciera sentir que en realidad lo había hablado con ellos, mantenerse unido y continuar hacia adelante.
—Él entendía mi culpa, le pasaba algo similar, un sentimiento de culpa y arrepentimiento constante que juntos hemos logrado superar —explicó—. Por más que lo aparté, se mantuvo a mi lado. Aún no sé si es nuestro miedo a estar solos o si realmente encontramos algo verdadero, pero estoy dispuesto a seguirle hasta que encontremos la respuesta.
Los ojos del hombre se fijaron en aquella lápida, la de Maria Castle. Sonrió y le aseguró que no debía preocuparse, ella sería la única mujer en su vida.
—Ni siquiera sé cómo explicártelo —dijo negando con la cabeza—. Pero, siendo honestos, ¿alguna vez explicamos cómo sucedió lo nuestro? Creo que así es esto, simplemente sucede y cuando uno quiere salirse ya no puede.
Él estaba seguro de que su difunta esposa le animaba a seguir adelante junto al abogado. Cada vez que Castle la dejaba por una cuestión de trabajo en guerras extranjeras, él le pedía que si algo sucedía con él que continuara con su vida y se enamorara una vez más. Ahora las cosas eran totalmente distintas, quien debía seguir adelante y empezar de cero era el pelinegro.
Tal vez no fue como la primera vez que cayó por ella, no fue como el primer beso que compartió ni las mariposas que revoloteaban en su estómago en aquellas primeras citas. Sin embargo, era algo nuevo, algo distinto. Nunca había caído por alguien que pudiera cautivarlo por detrás de lentes oscuros, la magia al tocar sus labios era diferente y aquellas mariposas nunca habían volado por un hombre como él.
Maria no era como Murdock, ni Matt era como ella. Aún así, ambos se las habían arreglado para conseguir un gran pedazo del corazón de Castle.
Con un suspiro, Frank supo que todo estaría bien.
—Todo va a estar bien —suspiró antes de retirarse.
== ==
Fecha: 10 de Febrero
ESTÁS LEYENDO
ᑭᒪᗩY: One Shots Fratt
Hayran Kurgu🍄 | One shots Matt Murdock x Frank Castle Advertencia: algunos shots tienen contenido no apto para menores de edad. Advertencia: algunos otros están cursed.