Capítulo 5

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Paula y Tsugumi llegaron al lugar citado. De inmediato examinaron cada uno de los alrededores; querían detectar cualquier posible intento de emboscada o trampa, pero se dieron con la gran sorpresa de que no había nada. Entraron al edificio, armadas hasta los dientes, y, con minuciosidad y diligencia, aseguraron toda la zona. No encontraron a nadie pese a que escudriñaron en cada rincón del edificio, dando siempre prioridad en localizar a Claude cuanto antes. Finalmente, lo encontraron en el pequeño puerto trasero del complejo, encadenado a un poste, con su traje manchado casi en totalidad con su propia sangre y suciedad. A sus pies yacía su teléfono celular, el mismo con el que les habían enviado aquel infame correo mostrando su deplorable estado. Ellas, quienes se esperaban una emboscada por parte de un terrible grupo armado, se asombraron al ver que los responsables habían dejado ahí a su víctima, así como si nada.

—Su estado es muy delicado —dijo Paula tras haberlo desatado y examinar sus signos vitales—. La mayoría de sus costillas están rotas y parece ser que uno de sus brazos tiene varias fracturas. Ha perdido mucha sangre y tiene contusiones y hemorragias internas en todo el cuerpo. Si no lo llevamos pronto a que lo atiendan…

—¿Quién demonios se atrevió a hacerle esto al señor Claude? —Preguntó una Tsugumi iracunda, que apretaba sus puños con tal fuerza que podrían reventar—. Bueno, ahora lo importante es llamar a una ambulancia y…

—Eso no nos dará tiempo —le corrigió su compañera.

—¿Qué?

—Esta fábrica abandonada está demasiado lejos de la ciudad. La ambulancia se tardará mucho en llegar hasta aquí y volver, y el señor Claude está muy grave. Para cuando lo lleven al hospital podría ser demasiado tarde. No tenemos mucho tiempo. Tenemos que hacer que en menos de una hora el señor Claude ya esté siendo atendido en una sala y le transfieran sangre.

Tsugumi sudó frío. No tuvo otra opción que movilizarse.

—Bien, Paula, te ayudaré a construir una camilla provisional.

—Por cierto, ¿sabes qué tipo de sangre es el señor Claude?

—Lo lamento, pero si estás pensando en hacerle una transfusión de emergencia, ni tú ni yo somos compatibles.

—Ya veo. ¡Démonos prisa entonces!

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Las clases habían terminado. Los alumnos empacaban sus cosas y se disponían a salir del plantel. Entre ellos estaban Chitoge y Raku, de los cuales la primera caminaba mucho más rápido de lo usual. Se veía hastiada y sin ánimos de sostener conversación con nadie. No obstante, Raku le seguía el paso. Trataba de razonar con ella, tranquilizarla.

—Es que tú no lo entiendes, Raku —le dijo mientras sacaba sus zapatos de la taquilla—. Ella desde un principio fue transferida a la escuela por órdenes de Claude para vigilarnos. Pero a pesar de eso, yo siempre confié en ella y, poco a poco, Tsugumi se fue volviendo parte de nuestro grupo. Pero ahora me doy cuenta que su misión siempre ha sido lo más importante.

Salieron del edificio y caminaron por las calles, a paso más acelerado que el de costumbre. Al propio Raku le costaba mucho no quedarse atrás.

—No digas eso, Chitoge —le contestó el morocho—. Tienes que ponerte en sus zapatos. Si ella dejara su misión a un lado, el cuatro ojos podría ordenarle que se retire de regreso a América.

La rubia se detuvo y abrió los ojos como platos. Las palabras de Raku le habían ayudado a comprender en buena parte lo difícil que siempre ha sido la situación para Tsugumi.

—Bueno, es verdad —balbuceó. Dubitativa, se llevó la mano al mentón—. ¿Pero qué te hace pensar que Tsugumi no nos has estado espiando sin que nosotros nos demos cuenta?

En mi mundo. (Un fic de Nisekoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora