Capítulo 9

684 37 0
                                    

—O... ¿Onodera?

—¿Te encuentras bien, Ichijou-kun?

¿En qué momento fue que ella llegó? ¿Cuánto tiempo llevaba ahí parada, mirándolo en tan patética escena? ¿Tan absorto se hallaba, dentro de su propio nido de pensamientos, que ni siquiera había sido capaz de percibirla cuando se acercó? Y lo que era peor: ¿qué tanto había visto? Raku, tan sólo de pensar que Kosaki lo acababa de ver en tan deplorable estado, sintió una tremenda rabia hacia sí mismo y se maldijo, desde lo más profundo de su ser, su suerte.

—¿Qué haces aquí? —preguntó la jovencita.

Raku la miró de reojo. Ya no llevaba su uniforme del colegio sino que ahora iba ataviada con un modesto pero lindo vestido blanco. Qué diferencia con él, que no había pisado un pie en casa desde la mañana y aún llevaba puesto su gakuran —ahora sucio y maltrecho—. Cómo se notaba que ella sí había llegado a su casa a cambiarse.

—¿Yo...? Nada —respondió pretendiendo serenidad—. Sólo estaba descansando, contemplando el paisaje. ¿Y tú, qué haces aquí, Onodera?

—Mamá me pidió que fuera a dejar un encargo a un cliente. Y de repente te vi a lo lejos, por lo que quise pasar a saludarte.

—Ya veo —musitó quedo. Luego bajó la mirada al suelo.

Kosaki tan sólo con verlo se daba cuenta de cuan abatido estaba en realidad. Se entristeció mucho por él.

—¿Puedo sentarme? —le preguntó, un poco indecisa, medio tartamudeando.

—P-por supuesto —contestó Raku anonadado. Ni siquiera fue capaz de mirarla a los ojos. Sus mejillas se sonrosaron—. Adelante.

—Gracias.

Hubo un lapso de incómodo silencio entre los dos, en el que incluso se escuchaba silbar el viento. Kosaki Onodera admiraba el bello paisaje mientras que Raku permanecía sin despegar la cara del suelo, tan apenado, tan frustrado de saber que acababa de hacer el ridículo frente a la chica que le gustaba, y tan abatido por la amarga experiencia que acababa de tener.

—La vista desde aquí —finalmente, Kosaki se decidió a romper la afonía del momento con su dulce voz—, es muy bonita. ¿No lo crees?

—Sí —susurró Raku con un dejo opaco.

—¿Es por eso que viniste aquí, Ichijou-kun, a admirar el paisaje?

Hubo otra pausa. Raku no sabía si responder o no.

—No lo sé —contestó—. Quisiera creer que si estoy aquí es sólo una casualidad. Pero yo... yo ya no sé ni en qué creer. Ya no sé si de verdad vine aquí por mera casualidad o si yo... o si yo lo hice por algo más.

—¿A qué te refieres?

—No... No es nada —dijo Raku—. Olvídalo. No me hagas caso.

Kosaki deseaba encontrar una manera de consolarlo, pero incluso ella misma se puso tan nerviosa que no sabía cómo sostener una conversación con él, mucho menos tocar el tema con sutileza. Raku, por otra parte, se repudiaba a sí mismo por estar desperdiciando, a causa de su estúpida actitud, tan valiosa oportunidad de oro de pasar, al lado de su amor platónico, aquel bello momento que la vida le había dado. Tenía que espabilar de una buena vez. Pero por más que lo intentaba, su confusión ante sus propias emociones superaba a su voluntad.

—Ichijou-kun...

—¿Sí?

—Tú aún la extrañas mucho, ¿no es así?

Kosaki se atrevió a decírselo. Aunque todo era tan obvio, ella temía incomodarlo aún más si no tocaba el tema con sutileza. Pero en el fondo sabía que no había opción, que tenía que hacerlo si sus intenciones eran ayudarlo. Raku apenas escuchó semejante sentencia, sus ojos se abrieron como platos.

En mi mundo. (Un fic de Nisekoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora