Capítulo 1

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Lunes por la mañana. La hora de asistir al colegio había llegado. El joven Raku Ichijou, hijo unigénito del cabeza en jefe de la facción central Yakuza “Shuuei-gumi,” segundo en sucesión de la misma y estudiante de segundo año en la preparatoria Bonyari, se dispuso a salir, tras haber preparado y servido el desayuno a todos y cada uno de los miembros del clan de su padre. Como era costumbre, todos en la mansión lo despidieron en medio de porras, deseos de ánimo y una que otra cursi lágrima. Si algo no le faltaba era el cariño incondicional de todos esos hijos de puta, cuya sola existencia hacían de su vida, desde que nació, un verdadero suplicio y una lucha.

Trotó con un poco de prisa. Ya llevaba algunos minutos de retraso y lo último que quería era hacer enfurecer a aquella persona. Llegó a la misma esquina de siempre, dónde su supuesta novia: la súper popular y bellísima alumna que vino de América, Chitoge Kirisaki, siempre lo esperaba. Tal y como lo suponía (y temía,) ésta ya se encontraba ahí, esperando por él. “Mierda, de seguro debe estar molesta” se temió. Ya no había nada que hacer salvo pedir disculpas.

Caminar juntos de ida y vuelta al colegio era una de las tantas rutinas que ellos usaban como parte de su actuación como enamorados, la cual venían llevando a cabo durante ya casi dos largos años.

—Buenos días, Chitoge. Siento mucho haberte hecho esperar… Chito… ¿Chitoge?

El desconcierto de Ichijou no era para menos. Chitoge lucía, por alguna extraña razón, bastante apática, ida, melancólica y muy demacrada.

—Buenos días, querido —la rubia le devolvió el saludo con la voz desencajada y triste.

—Chitoge, ¿pero qué fue lo que te pasó?

—Nada —sabiéndose demasiado obvia, la rubia trató de poner todo de sí para encubrirse—. Anoche tuve insomnio y me dormí hasta muy tarde. Apúrate, que ya vamos un poco tarde, tonto brote de soya.

A Raku no le convenció en lo absoluto aquella explicación pero, ya que por el momento no era aconsejable insistir, decidió que dejaría pasar un tiempo antes de abordar de manera apropiada el tema. Bien podría ser que simplemente ella no estaba todavía preparada para compartirle su problema. "O quizás en unas horas ya esté mejor, si no, le volveré a preguntar" pensó.

"Él siempre me ha esperado para caminar juntos a la escuela" iba entre tanto meditando Chitoge, "pero más que nada él sólo lo hacía porque teníamos que aparentar que somos novios. Si él y yo sólo fuéramos simples amigos, ¿igual lo haría? Pensándolo más a fondo: ¿Acaso siquiera seríamos amigos?

»Es decir… incluso si él me dijo una vez que no me odiaba, casi todas las cosas que hemos hecho juntos han sido sólo para guardar las apariencias. Coincidimos con muchas de nuestras amistades, sí, pero igual nada de eso me garantiza que él va a seguir pasando el tiempo conmigo cuando ya no haya ninguna obligación de por medio…

»¿Pero por qué me quiebro tanto la cabeza con todo esto? Si de todos modos el día que dejemos de ser falsos novios, ese mismo día me voy a separar de él para siempre. Ya nunca podré saber si a él realmente le hubiera gustado ser mi amigo."

Llegaron a la escuela y de inmediato se reunieron con el resto de su grupo: Tsugumi, Marika, Kosaki, Ruri y Shuu. Todos ellos pudieron notar, a mayor o menor escala que Raku, que algo no andaba bien en la actitud de su querida amiga; pero Chitoge evadió con negativas cada una de sus preguntas. Raku echó un ligero resoplido, le frustraba mucho el no saber qué era lo que le pasaba a Chitoge, y el que la rubia no fuera capaz de, por lo menos, decírselo a otra persona, lo hacía mucho más frustrante.

Entraron a su salón. Chitoge siguió ensimismada en su pupitre mientras que el resto del grupo esperaba a que las clases dieran inicio. Sin reaccionar como comúnmente lo habría hecho, vio como Marika Tachibana, su siempre entrometida compañera de clases, acosaba de nuevo a su falso novio, lo que provocaba el descontento de Tsugumi, quien no paraba de gritarle a la intrusa que dejara de meterse con los novios ajenos. En otras circunstancias seguro que Chitoge se habría pronunciado, pero ahora ya no estaba de humor para confrontaciones absurdas. Todos en el salón notaron su total falta de interés y la preocupación hacia ella se acrecentó.

En mi mundo. (Un fic de Nisekoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora