(Ten cuidado, hay alguien detrás de ti.)
—¿Eh? ¿De veras?
Bambinna detuvo en seco su paso. Paula, entonces, decidió extender su brazo para atraparla.
No se supo a ciencia cierta qué había pasado; sólo que una especie de impacto —que derivó en una potente onda de choque—, mandó a volar al invasor varios metros hasta estrellarlo de lleno en el muro al otro extremo del cruce de pasillos.
La jovencita de largo y negro vestido victoriano, se acercó a trote lozano a donde había caído el desconocido. En esta ocasión no precisó de mucha perspicacia para deducir lo que era obvio: aquel sujeto tenía que ser uno de los invasores. Lo observó de reojo, con cierta curiosidad. Lo que más le llamó la atención fue su minúscula estatura en comparación a los otros intrusos, sus facciones aniñadas, su cabello blanco como la nieve, y su uniforme, el cual lucía un tanto diferente al del resto. En lugar del típico chaleco táctico que usaban los demás invasores, éste llevaba puesto una especie de gabardina negra que le quedaba un poco holgada.
"¡Ah, pero si se trata una chica! —exclamó Bambinna en sus pensamientos—. Ya decía yo que su cara era demasiado bonita para la de un asesino."
—Oye, tú: ¿quieres jugar con Elisabetta? —le preguntó con una alegre sonrisa en labios misma que en el exterior se veía inocente y pura pero que muy probablemente escondía otras intenciones.
Aún aturdida, la muchacha albina se incorporó como pudo. En ese momento, reconoció que si no hubiese sido por su chaleco blindado el daño a su cuerpo hubiese sido mucho mayor, posiblemente hasta letal. "¿De dónde saca toda esa fuerza esa mocosa?" se cuestionó.
—¿Quién demonios eres tú? —gritó a la extraña, con la voz medio quebrada.
—¡Oye, esa es mi línea! —le contestó la chiquilla. Acto seguido, alzó a su muñeca, sujetó el bracito de ésta y lo usó para señalarla—: Tú debes ser uno de los invasores que se infiltraron a la mansión, ¿no es así? Entonces prepárate porque Elisabetta y yo acabaremos contigo.
Paula peló los dientes. —¿P-pero qué has dicho? ¡Tú...!
(Espera un momento. Reconozco a esa mujer.)
—¿Qué? —Bambinna se giró hacia su muñeca—. ¿Entonces ya sabes quién es, Elisabetta? ¡Dime, dime!
Paula arqueó una ceja. Aquella extraña niña de repente y sin razón alguna se había puesto a cuchichear en un idioma que no parecía ser el italiano; aunque, eso sí, se le parecía un poco. Mientras se dedicaba a hablar sola, no paraba de mirar a esa enorme muñeca de porcelana que cargaba en su brazo derecho, a la altura de su pecho, dedicándole toda clase de expresiones y gestos exagerados, la mayoría de asombro.
—¡Oye, tú! —gritó a la rara niña—. ¿Se puede saber con quién demonios estás hablando?
—Ya veo... —Bambinna tomó un semblante más serio, se giró de vuelta hacia Paula y la señaló desafiantemente con su mano izquierda—, así que tú eres White Fang, sicario de los Beehive.
Paula se estremeció.
—¿Qué...? ¿Pero cómo es que tú...?
—¿No se supone que ustedes ahora son nuestros aliados? ¿O acaso el Beehive ha decidido traicionarnos? ¿O no serás tú la traidora que se alió con alguna banda enemiga? Confiesa: ¿cuál es tu objetivo tuyo y de tus compinches? ¡Vamos! ¡Habla! Si confiesas ahora mismo es posible que Elisabetta se apiade de ti y te perdone la vida. Claro que no te lo garantizo.
¡Menudo lío en el que Paula se había metido! Ahora que su identidad había sido expuesta, no podía darse el lujo de permitir que aquella mocosa de ropa tan ridícula fuera a informar al resto. Dadas las circunstancias, si se llegaba a descubrir quiénes estaban detrás de la operación, los involucrados podrían llegar a ser tomados como traidores ante el resto de la organización. Fue un fatal error haberse deshecho de su máscara y de su comunicador. Y fue un error aún más grave el haber subestimado a su enemigo. Pero, ¿quién se lo hubiera siquiera imaginado, que aquella niñata, que ni siquiera expedía el aura propia de un sicario, podría tratarse de un enemigo? ¿Quién demonios, entonces, era ella?
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En mi mundo. (Un fic de Nisekoi)
Fanfic¿Qué deberías hacer cuando descubres que todo tu mundo, lleno de alegrías, sueños y satisfacciones, tarde o temprano deberá llegar a su fin? Chitoge deberá enfrentarse a este dilema al descubrir que su maravillosa vida de ensueño en Japón tiene los...