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La música del Gagaku se oía con sus sonidos extensos e intenso tan característicos

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La música del Gagaku se oía con sus sonidos extensos e intenso tan característicos.

El Shõ, el Hichiriki, el Biwa, el Koto, entre los demás instrumentos sonaban con una armonía en conjunto agradable.

El rojo y el dorado eran los decorados de la habitación principal.

Comida en abundancia y las geishas bailado con elegancia al ritmo del Gagaku era algo maravilloso de disfrutar.

Lástima que las ruidosas risas masculinas de los invitados destruían la encantadora actuación de las danzantes.

— ¿Está disfrutando de la actuación señorita (T/N)? — cuestiono el anfitrión sentándose a mi lado.

El señor Matsubara, era un adulto joven de unos aproximados 29 años de edad, de estatura alta y complexión física delgada. Desde nuestra llegada a su residencia en todo momento se comportó de manera atenta.

Unas horas antes del comienzo de la fiesta me recibió en su oficina ya que me daría los detalles de las actividades que se llevarían a cabo y así decidir en qué momento las jóvenes de la casa Kyogoku realizarían su trabajo. Por otro lado, su amabilidad exagerada me incomodaba.

— Es bastante agradable, señor Matsubara — conteste cortante mientras bebía mi taza de Té rojo.

Sonrió —. Me alegra escuchar su respuesta, y ya te mencioné que solo me llames por mi nombre — respondió con satisfacción mientras observaba lo que bebía —. ¿Segura que no quiere otro tipo de bebida?

— Estoy bien, gracias.

— Debo admitir que estoy impresionado — confeso divertido observándome.

— ¿Qué quiere decir? — pregunte confundida por su revelación tan extraña.

Rio —. Es que nunca creí que la heredera de esa casa fuera una joven de tan belleza — sonrió coquetamente viéndome. Al no darle una respuesta dio una carcajada —. A lo que veo, pareciera ser que ese tipo de comentarios son cotidianamente ¿Cierto?

— Son comentarios bastante innecesarios si me lo pregunta.

— No seas tan cortante conmigo, podemos ser más de confianza si lo queremos — decía acercando más su cuerpo a mi lado y yo contestaba alejándome cada vez más —, porque yo si quisiera que nos conociéramos — sonrió seductoramente.

— Pero al contrario de usted, yo no quiero. Estoy en este lugar solo por profesionalismo a mi trabajo — me levante sin apartarle la mirada —. Debo ir con las jóvenes a revisar si todo está en orden, si me disculpa.

Las malas intenciones de este hombre ni siquiera las intenta ocultar.

— ¡Está bien, ¿está bien mi maquillaje?! ¡mi maquillaje, luce bien!

— ¡Si, tu maquillaje esta perfecto! ¡y mi vestido, no luce muy suelto!

— ¡¿Sakura, porque estas usando mi tocado!?

𝔻𝔼𝕊𝕋𝕀ℕ𝔸𝔻𝕆𝕊 || 𝐆𝐲𝐮𝐭𝐚𝐫𝐨 𝐲 𝐓ú || 𝐊𝐍𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora