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— ¿Dónde está mi hermosa hija?
Rei —. Aquí estoy papá. ¿Por qué tan feliz? — cuestione divertida por el comportamiento de mi padre.
— ¿Por qué más no estaría feliz? Si hace 19 años llegaste a mi vida.
— Oh... es hoy — reí nerviosa por olvidar mi cumpleaños.
— Lo olvidaste de nuevo señorita — sonrió.
— No... ¿Cómo me crees capaz de olvidar el día en que nací? — pregunté disimulando, pero la mirada divertida de mi padre fue suficiente para que revelara la verdad —. Bueno, si lo olvide. Pero no debes de juzgarme, sabes muy bien que estoy muy atareada.
— Lo sé, lo sé, y por eso mismo te tengo una sorpresa. Hoy tendrás la noche libre para que descanses, además se muy bien que eres amiga de la Oiran de la casa por lo que hable con ella dándole la noche libre para que ambas salgan a pasear.
¿Escuche bien lo que dijo mi padre? ¿Tener la noche libre? ¿Yo y Daki descansando?
— Estas jugando conmigo. ¿Verdad?
— Sabes que no sería capaz de jugar con algo así señorita — contesto algo indignado —, solo quiero que seas feliz y que mejor que salir con tu mejor amiga, olvidándote de tus obligaciones y comportándote como una adolescente sin preocupaciones — sonrió.
— Papá, te agradezco que quieras que tenga una noche libre pero por casualidad olvidaste a mi madre. Ella no permitirá que descanse y más aún a los pocos días de la fiesta familiar — explique desanimada por que en parte era cierto, ella no lo permitiría —. Además... estoy segura que no se ha de acordar de mi cumpleaños.
— ¿No te ha felicitado? — pregunto mi padre a lo que yo solo negaba con la cabeza —. ¿Sabes como es ella? No se lo tomes a mal estoy seguro que no lo ha olvidado después de todo eres su hija. Dejando eso de lado tú no te tienes que preocuparte con que tu madre te descubra, yo tú apuesto padre, hable con la señora Itõ para crear un plan tan elaborado para que tu madre no nos mate.
Rei —. ¿Qué planearon?
— Dire que mi querida hija y la Oiran de la casa Kyogoku fueron a la casa Ayumu a inspeccionar como era los bailes, vestimenta, instrumentación de las mujeres que viven ahí, ya que la señora Itō pedía su opinión porque mi querida hija y la Oiran de la casa Kyogoku son las más capacitadas para un trabajo de tan precisión, además de ser un honor para que ambas pisaran su propiedad.
— ¿En serio dirás todo eso? ¿La señora Itō está de acuerdo con que digas tal información exageradamente?
— Bueno, de que esa es la información con la que nos pusimos de acuerdo no es... pero en parte si, pero con algunas pequeñas correcciones.
— O bastantes querrás decir — sonreí.
— Sabes bien que tu madre siempre le a gustado ser mejor que los demás así que el plan servirá para creerlo. Sin embargo, si dejamos de hablar del plan tengo algo para ti, lo he dejado guardado en tu tocador — contesto mi padre para después proseguir a resguardar sus manos en su Haori —. Espero te guste hija.
