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— ¡Por fin, está es una de mis mejores obras sin duda alguna! — rio el anciano de extravagante barba —, y todo es gracias a usted querida señorita, su gran belleza hizo posible que las manos de este viejo anciano hiciesen lo imposible para retrata...

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— ¡Por fin, está es una de mis mejores obras sin duda alguna! — rio el anciano de extravagante barba —, y todo es gracias a usted querida señorita, su gran belleza hizo posible que las manos de este viejo anciano hiciesen lo imposible para retratar cada detalle de su puro ser — rio a carcajadas.

— Gracias por el halago, pero estoy segura que ha pintado a otras jóvenes más hermosas — reí.

— Señorita, le gustaría escuchar algunas palabras de un viejo loco amante del arte — menciono el anciano mientras me acercaba para ver la pintura finalizada.

— Sería un honor escucharlo.

— ¿Por qué cree usted que me dedico a pintar?

— Me gustaría pensar por que es algo que le apasiona.

— Exacto. Pintar me encanta, pero, existe algo más. ¿Puede imaginar que es? — el anciano al no escuchar una respuesta continuo —. Misterio.

— ¿Misterio? ¿A qué se refiere?

— Misterio a lo desconocido. Mis viajes son con ese propósito señorita, el pintar lo desconocido puede ser siempre de dos caras; una cara de temor y una cara de fascinación. Y no hablo solo del paisaje también incluyo a las personas. Al ser retratadas no solo están siendo proyectadas su aspecto físico si no también una parte de ellos — sonrió.

— ¿Cómo cuáles? — pregunte curiosa por su respuesta.

— Su verdadero ser, y déjeme decirle que usted es el ser mas puro que en mis 89 años de vida en este plano terrenal he visto.

La conversación con el anciano fue bastante curiosa a mi parecer y agradecía el que tuviera la confianza de regalarme un poco de su conocimiento. Sin duda nunca olvidare nuestra conversación.

— Gyutaro, no pensé que estuvieras aquí. ¿Creí que estarías en el bosque?

— Hubo un cambio de planes así que volví — menciono Gyutaro rascando su cuello con brevedad sin en ningún momento apartar la mirada de mi —. Hummm...

— Para, por favor — dije enfrente de él, sujetando sus manos para detener su autolesión —, sabes lo que pienso de esto, Gyutaro.

Fue un gran alivio el que dejara de rascar su cuello por lo que rápidamente comenzó a regenerarse. Pero, grande fue mi sorpresa al querer soltar su mano el no cedió.

Mientras observaba como nuestras manos eran entrelazadas dirigí mi mirada hacia arriba para verlo.

Su mirada tan hipnotizante me analizaba con curiosidad y él, no era el único.

La primera vez que nos conocimos reconocí que era alguien apuesto y ese pensamiento nunca salió de mí.

Aunque desde la segunda vez que me salvo siempre he tenido la misma pregunta rondando por mi mente — ¿El me recordara? ¿Recordara que me salvo en esa fría noche nevada? — No, es imposible que me llegue a recordar si lo hiciera ya lo hubiera sabido.

𝔻𝔼𝕊𝕋𝕀ℕ𝔸𝔻𝕆𝕊 || 𝐆𝐲𝐮𝐭𝐚𝐫𝐨 𝐲 𝐓ú || 𝐊𝐍𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora