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— Es un honor que aceptara la invitación a comer, joven Sasaki.
— Oh no, para mi es el honor de que ustedes me invitaran a compartir sus alimentos aun sin conocernos.
— Todo aquel que ayude a mi familia en especial a mi hermosa hija es bienvenido siempre — sonrió —. ¿Verdad, querido esposo?
— Muy cierto mi esposa, las puertas de la casa Kyogoku siempre estarán abiertas para usted.
— Bien, por favor tome asiento joven, seguramente debe estar hambriento, coma todo lo que quiera.
— Muchas gracias.
Desde la llegada del joven Asa a la residencia, mis padres en todo momento comenzaron a tratarlo de una manera algo exagerada a mi parecer. Mis padres optaron en que comeríamos en uno de los comedores con vista a uno de los jardines más llamativos de la casa — o incluso de todo el distrito rojo para algunos — adornado con un inmenso estanque de peces.
En todo momento me mantenía callada escuchando la conversación de mis padres — más por parte de mi madre — y Asa, por lo general preguntas de mi madre y contestaciones por el invitado. Mi padre y yo solamente escuchábamos el interrogatorio de parte de mi madre y nos dábamos miradas con leves sonrisas ya que era divertido ver las raras preguntas que se le ocurrían. Aun más gracioso ver que su plato estaba completamente limpio por no tocar los alimentos de lo concentrada que estaba en obtener información.
— ¿Un cazador? — pregunto mi madre.
— Si señora, soy un cazador de demonios — sonrió orgulloso el de tez bronceada.
— Hummm, creo que escuche por ahí hace un tiempo que los cazadores de demonios tenían cierto rango — menciono mi padre uniéndose a la conversación.
— Si señor, existen diez rangos para ser exactos. Cuando inicia un cazador de demonios comienza desde el rango más bajo y para ir subiendo de rango se deben completar las misiones que se nos otorgan — mencionaba Asa tranquilamente —, además de los diez rangos existen otros miembros que son importantes, por ejemplo: los Kakushi, los Tsuguko, nuestro líder y los Pilares. Los Pilares son los combatientes más poderosos de la organización.
— ¿Qué rango usted tiene?
— Soy un Pilar, el Pilar de la Sombra para ser más exacto. Pero les puedo pedir que mantengan mi rango en secreto.
— Claro, pero, ¿por qué? Oh, lo siento, no es necesario que conteste — rio mi madre nerviosa.
— No se preocupe señora, solamente es que mi rango es un secreto. Solamente el líder y los demás Pilares saben de la existencia de un décimo Pilar.
— No se preocupe joven Sasaki, su secreto está a salvo con nosotros.
— Confió en ustedes — afirmo el de tez bronceada —. Vuelvo agradecer su amabilidad en invitarme.
