𝙎𝙤𝙧𝙧𝙮, 𝙄 𝙇𝙤𝙫𝙚 𝙔𝙤𝙪 [I.N from SKZ]✔

05.~¿Qué demonios?.~

Jueves 22 de Agosto
Sidney /Australia

🐰Blake Abbyller🐰:

Desde siempre hemos sido mi madre y yo. Ella con casi mi edad haciéndose cargo de una bebé y a la vez estudiando en la universidad para poder darnos a las dos una buena vida sin la falta de algo.

Tomando sin dudar el papel de madre y padre sobre sus hombros hasta el día de hoy. Siendo mi heroína y mi ejemplo a seguir más grande.

Pero ahora a mis dieciocho años intento poder darle ayuda en casa teniendo trabajo además de la escuela.

Trabajo en un refugio de animales por la tarde todos los
días, pero los viernes y sábados voy al bar como bailarina y camarera. Qué mejor forma de ganar dinero haciendo lo que me gusta desde hace años.

—¿Te dieron la lista, pequeña?.—me responde mi jefe del refugio, August Caster—

Me pongo la mochila al hombro saliendo de la escuela y con la otra mano pego el móvil a la oreja.

—Sip, iré a la veterinaria y luego visitaré a los animales.

—Genial, no olvides revisar al pequeño labrador que rescatamos, tenía una venda en la pata.

—Esta bien, August. Nos vemos mañana.

—Adiós, pequeña.

Corto la llamada y me guardo el teléfono en el bolsillo del pantalón.

El señor Caster me  ha dado el trabajo después de haberme visto en un curso para entrenar perros donde yo di las clases. Me interesó el rescate y cuidado de animales después de que me dieran a mi perrita de ese mismo lugar y hasta el día de hoy trabajo con el.

Me pagan algo de dinero y me ayuda a cubrir mis gastos personales sin tener que pedirle a mi madre.

En resumen es un buen trabajo.

Camino un par de cuadras hasta que por fin llego a la veterinaria. Compro todo lo que me pidieron en la lista, como: correas,cadenas, camas, juguetes, alimento y medicinas. Todo lo necesario y emprendo rumbo al refugio.

—Hola, Hazel.—saludo al entrar —

—Que tal Blake.—me responde la encargada de recepción con una sonrisa—

—¿Como está el labrador?.

—Ha dormido todo el  día, ve si puedes revisarle la herida, por favor.

—Vale.

Voy hasta la habitación donde dejamos recuperándose a los animales después de una cirugía. Me lo encuentro en su jaula mirando hacia afuera y de costado, es precioso.

—Hola, amiguito.

Se alerta y mueve la cola emocionado, cuando paso los dedos por entre las rejas me los besa y suelta pequeños chillidos.