Maitake

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Au: Takemichi fem!

El rubio cenizo, en su casilla de zapatos o en su escritorio recibía cantidades de chocolates que suele llevarse para jactarse de su hermano mayor, eso lo hacía antes de tener una novia. El único chocolate que quería sobre todos era el de su Takemichi, iría a buscarla a la salida y espera que esta le de su receta favorita.

Flash se queda pendejo al lado de Manjiro Sanó, este ya había salido volanto en busca de su CB205T, para manejar como loco a la preparatoria de su novia.

—¡Micchy!

—¡Mikey!
Está lo abrazo a penas lo vio.

Una mujer cariñosa, sin miedo a dar demostraciones de amor, eso era lo que más adoraba de su inocente chica.

—¿No te olvidas de algo?—Takemichi le dió un suave beso en los labios.—No me refería a eso Micchy.

Murmuró avergonzado, el deseaba por lo menos un pequeño chocolate pero, solo recibió desaire y uno que otro comentario que evita responder.
Triste con una bolsa llenas de chocolate se dirige a la casa de su amada, para dejarla, escoltarla es el mejor de los placeres.

—Mikey ¿Me acompañas? Necesito darte algo.

—Claro.

Feli, por qué seguramente es su chocolate y Takemichi solo estaba vacilando al inicio, tomo asiento en el sofá mientras su novia desaparecía escaleras arriba, espero algunos minutos ansioso, por ver su sorpresa.

Vaya que se sorprendió.

—¿No me veo bien?— jugo con sus manos haciendo que sus pechos resalten más, un baby doll, negro con dorado, seductor, transparente que no deja nada a la imaginación, por ende Manjiro aprecia a la diosa que tiene enfrente.—¿Mikey?

Se tropezó con el sofá, tomo entre sus manos los suaves pero, gordos muslos para atraparla entre su cuerpo y la pared.

—Yo solo quería un chocolate pero, esto es mil veces mejor.

La beso con pasión, haciendo que siguiera un ritmo descontrolados dónde sus labios eran jalados con fuerza, mordidos.
Su piel se eriza por las caricias, no pierde tiempo en pasar su mano por todo su cuerpo, amansando ese trasero por el cual se derrite cuando lo ve saltar, ni hablar de sus bonitos pechos, cuando quiere estrujarlo, maltratarlos, morder esos bonitos botones color café hasta que se vuelvan rojos.

Repartió besos por su cuello, siendo la bestia incontrolable que es, mordiendo, marcando su propiedad sobre la suave, blanca y deliciosa piel.

Takemichi se había vuelto un manejo sensible de jadeos y gemidos su lado masoquista está más que satisfecha en ser mordida, marcada como ganado.

—Manjiro— gimió en el oído contrario, los dedos de su pareja acaricia por sobre la tela de su ropa interior, presionando, subiendo, bajando una tortura que hace a su cuerpo estremecerse ansioso.—Porfavor—rogo, perdió algo del equilibrio cuando fue despegada de la pared, subiendo escaleras arriba para su habitación, desatando nuevamente una batalla de lenguas y dientes, su cuerpo yace en la cama.

Manjiro se sacó el uniforme, la camisa voló en algún lado dejando ver su cuerpo bien formado.

—¿Te gusta lo que ves?

Un movimiento tímido de cabeza le dió el "si" narcisista por ser elogiado. Bajo su boca tomando su tiempo besando la clavícula, dejando marcas por esta, hasta llegar a esos bonitos pechos que le fascinan, con una mano amaso uno, con su boca chupo el otro, sonriendo al ver cómo takemichi se encorva un poco y gime con delicadeza.

—Mmh— siguió bajando, sin dejar de jugar con sus pechos, tuvo un escalofrío al ver cómo Manjiro ya estaba sobre su ropa interior.—ah— gimió avergonzada, viendo como su pareja le quita la ropa interior con los dientes.

—Estas tan húmeda— Sonrío divertido observando la ropa interior que sacó, tenía un pequeño charco, que desea lamer.—Agarra tus piernas Micchy, déjame verte— la contraria paso sus manos por sus muslos, abriendo las piernas mientras que sus manos ayudan a separar los labios dejando ver su vagina.—Perfecto, no cierres las piernas, si lo haces recibirás un castigo— Amenazó, acerco su boca dando una larga lamida, deteniendo la punta de la lengua en su clítoris, jugaba con este, viendo como Takemichi evita cerrar las piernas, claro que falla un poco, así que le entrega una nalgada, sonora, que arrancó un gemido alto.—Takemichi es una pervertida, puedo ver cómo tú coño se contrae por esa nalgada.

—Mikey— gimió muy avergonzada mientras suelta jadeos, por qué su zona íntima estaba siendo delineada por una lengua tibia.—oh, ah!— gimió al sentir como entra, se abre paso, el sonido de ser sorvida, las grandes manos tomando sus muslos para darle más acceso, ya que ella había dejado su puesto, para enredarse en los cabellos de su novio.—mikey— Estaba cerca de su inminente orgasmo, la primera vez que le hacía un oral, la técnica de Mikey no tomo mucho, en hacerla venirse.—Manjiro!

—No, no Micchy— limpio su rostro de los fluido, lamiendolos con deleite.—Yo todavía no me vengó, mierda no tengo condones— Se iba a apartar para dejarlo así, no harían el amor por qué sin gorrito, no hay fiesta.

—Esta bien, puedes ponerla, yo, me puse el implante subdérmico, quería disfrutarlo contigo soy tu regaló— hablo avergonzada mientras se tapa el rostro sin mirar el de su novio, probablemente esté se burle de ella, por ser una gran pervertida.

—Mierda— soltó una especie de gruñido exitado, ante la idea, de que takemichi se haya preparado especialmente para él.—prometo entrar despacio— le susurró al oído, mientras se ubica mejor entre la piernas, sacándose el pantalón junto con el calzoncillo.

—Eso no va a entrar— Murmuró algo asustada, el tamaño de Mikey no estaba ni de cerca al de sus fantasías.

—Con amor y saliva todo entra Micchy— coloco ambas piernas en sus hombros antes de entrar lentamente, lo mojada que se encuentra, gruñó, takemichi había soltados sus primeros arañazos, adolorida por la intromisión.

—¿Ya está?— susurro al oido del contrario, incrustando más sus uñas sobre la gran espalda de su pareja.

—Todavía falta la mitad.

—¿la mitad? Me vas a romper— puedo escuchar sus risas, Manjiro la tomo del rostro para besarla, por todos lados antes de matar todo su deseo en la boca de su chica.—Dioses! Lo siento muy profundo, tan lleno, caliente, Mikey~

—No me provoques Micchy, no tendré compasión— amenazó. Permaneció unos minutos así, antes de empezar a moverse, Takemichi soltó muchos sonidos incoherentes, entre ellos que se sentía demasiado bien.

Sus estocadas eran lentas pero, profundas, observando ese rostro hundirse en placer, su boca abierta, con los ojos cerrados las delicadas manos apretando las sábanas, solo salía su nombre como un maldito coro magistral.

Ante sus pedidos incentivo más su ritmo, podía sentir la punta de su pene chocar con su útero, Takemichi era demasiado pequeña para su amigo, pero, eso no la detenía de pedir y gemir por más. La estaba destrozando en placer.

La cabecera de la cama tenía choques repetitivos, Mikey había tomado las caderas de su chica para comenzar un ritmo despiadado dónde la contraria llora de placer, aferrándose a las sábanas mientras suelta solo sonidos, ya no estaba muy conciente después de tanto placer.

—Estoy cerca, muy cerca, Takemichi.

—Manjiro!— Dejo que toda su semilla llenará a la contraria, aún seguía moviendo su pene, exitado ante la idea de mover más su líquido.—Esta caliente puedo sentirlo aquí— señaló con su mano su vientre, no sabe que tipo de bestia había creado ante esas palabras.

—¿Debería follarte hasta que el método anticonceptivo falle?

—No, no puedo, ah, mmg

—Por favor

—una más, ah!

No pudo negarse no cuando utilizo ese tono de voz lastimero, Takemichi era débil ante Mikey.

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Pueden hacer sus pedidos hasta el día viernes <3

Especial de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora