Au: omegaverse.
Una fiesta, no fue cualquier lugar repleto de gente con botellas de alcohol una playlist de ambiente.
Kazutora estaba en la parte superior la VIP, cuidando del omega de su jefe, como castigo por haber desobedecido su orden. Podía observarlo bailar, reír pero, cuando captó movimiento, ese cabello negro onix, supo de quién se trataba, ronroneó con aprobación, observándolo bailar. Las luces que estaban detrás y la que casualmente pasan por el, lo hacen sobresalir, como si fuera el protagonista de alguna película romántica de cliché.
El detective Tachibana Naoto, el bonito chico terco, que cuando era niño estaba obsesionado con las cosas sobrenaturales, el mismo que le entrego una bolsa de dulces como perdón por haber chocado con él.
El protagonista de sus sentimientos el dueño de su todo, abandonaría todo lo que tiene solo para que el omega de cabellos onix, volviera a él.
También sabe que Naoto lo odia por decantarse al mal camino, gracias a eso su relación dejo de funcionar, no podía cumplir las cosas que su omega deseaba que dejara de hacer, a pesar que jamás se lo dijo, siempre lo supo. Ya no era más ese omega de 13 años que le declaró amor eterno, ese de deliciosa escencia a rosas y galletas con crema.
—Baja por él.
—Callate Keisuke— miro a su otro amigo, este se había cortado el cabello, mientras el había dejado su cabello largo con dos mechones rubios.
—Esta mirando para acá— Kazutora se rió y volteó, sabía que estaba bromeando. No había manera que sus ojos conectarán con los azules oscuros, como ahora en este instante.
•••••
Naoto solo había mirando a esa dirección por qué Takemichi señaló ahí, estaba ebrio así que tendría que llevarlo a la zona VIP, dónde está Hanemiya. Este ladeó su cabeza otorgándole una sonrisa dulce que lo hizo estremecerse.
—Vamos, te llevare hasta ahi— caminaron entre la muchedumbre, el guardia de la zona VIP lo abrió con rapidez dejando que pasen. Lo dejo en el sillón, se iba a retirar pero, el otro omega lo tomo del brazo, jalando para que se quede con el en el sillón.
—Quedate conmigo— chasqueo sus dedos y todos los mesero se pudieron a su alrededor.—¿Que deseas? Yo invitó.
—Take no, tengo que volver a mi casa.
—Un Daikiri para el Omega de traje y una Laguna Azul para el jefe.
—Gracias Tora, ven siéntate aquí, al lado de Naoto, seguro tiene muchas cosas de que hablar— Arguemento, llendose al otro sillón al lado del alfa pelinegro, buscando arrumarse.—Baji, tengo ganas de vomitar.
—¡mierda tontomichi!— lo cargo para irse al baño.
Ambos se pusieron nervioso, Naoto tomo la copa, tomando de la bebida evitando mirar al contrario.
—El entrenamiento policial te sento bien— elogio evitando tocarlo, contar los años de la relación que tuvieron desde adolescentes los mejores 5 años de relación.—Crei que odiabas la idea de ser policía.
—lo hago— no pudo evitar soltar una risa, el confianzudo alfa actuando tímido en su presencia, no era el Tora con el cual tuvo sexo en un callejón cuando vino su celo de imprevisto.
—Debi haberte marcado cuando tuve la oportunidad.
—Tora...— cerro los ojos, recargo su espalda en el sillón sintiendo la mano del alfa detrás suyo, el cual lo atrajo a su pecho.—Mi padre te hubiera matado o metido nuevamente a la cárcel—Respiro de las feromonas, soltando suaves ronroneos.
—¿Viniste solo?
—No, con mis compañeros de trabajo— Naoto sintió las caricias en su cadera, la manera en la que lo toca solo lo hace ronronear satisfecho, intento estar con otro pero, no sé sintío igual, no cuando su cuerpo, piel, huesos, hasta su alma. Solo le pertenecen a Kazutora.—¿Por qué terminamos?
—Tu padre, casi me mata a golpes después de haberlo hecho en tu habitación durante tu celo— beso suavemente detrás de la oreja bajando por su cuello, también ronroneando satisfecho por sentir su aroma cítrico con canela.—Te deje descansar, te veías tan bien dormido después de horas extensas de sexo, debí haberte embarazado— mordió suavemente el lóbulo de la oreja, escuchando ese pequeño jadeo expectante.—No me defendí, probablemente me hubiera denunciado por violación y daños fisicos.
—Tora— llamó, mientras voltea su rostro para besarse, se movieron a un compás.—Idiota, debiste quedarte, nunca irte, no me importa si mi padre me botara de casa, tu me hubieras tratado como un rey— se recostó sobre el sofá, sintiendo que alfa toma posición entre sus piernas, para besar su cuello, mientras sus manos se cuelan dentro de la ropa, tocando todas sus zonas erogeneas, nadie lo toca como él.—Tora.
—Mi amor, mi vida, mi todo, mi cielo— murmuró, sintiéndose feliz, dichoso.—Te amo tanto, cásate conmigo, te puedo mantener.
Naoto se rió abrazo al de mechas teñidas, para darle un suave beso en la boca.
—Te ves tan desesperado, ¿dónde está ese alfa loco e impulsivo que golpeaba a diestra y siniestra? — Kazutora lo tomo de la cintura para hundirse en un abrazo necesitado.
—Murio el día en que te deje ir.
—Kazutora.... Espero que está vez si te enfrentes a mi padre por mí.
—Por ti lo que sea.
(...)
—Tora— ahogo su gemido en su almohada, podía sentir enterrarse en los más profundos queriendo llenar su útero, el alfa estaba tan obsesionado por otra camada.
—¡Mami! !Papi!— Kazutora se rió al escuchar a sus hijos, se enterro a un más profundo, golpeando con salvajismo. Podía ver cómo su pareja se entierra entre las sábanas, jalando la tela mordiendo la almohada.—¿Están durmiendo?
—¡Te estamos haciendo un hermano o dos!
—¡Tora!— tuvo su tan preciado orgasmo.—Oh mier— se mordió el labio sintiendo que su pareja se entierra por completo dejando que el nudo se forme, para que se llene de su carga, su líquido.—Ahi voy corazón, mami se está cambiando de ropa, ha tenído una mañana muy agitada— callo su chillido al sentir como el alfa ojidorado aprieta su vientre, haciéndolo arquear su espalda por el doloroso pero placentero, estiramiento.
—Si no cuaja, todavía podemos intentarlo toda la noche.
—Tora, kazuo está buscandonos podrías por favor dejar de intentar traumatizar a nuestro hijo.
—No, los traumas te hacen más fuerte.
—Imbecil, ah! No, no, no hagas eso— Naoto se arqueo sintiendo que el contrario se entierra más, haciendo que sus paredes se estiren por el nudo.
—Se que lo amas, pudo sentir como me aprietas ansioso por otra ronda.
—¡Papi!
—hay voy cariño, papi está tomando una ducha— su nudo bajo, salió de Naoto, le dió una nalgada escuchando su gruñido molesto, antes de ponerse su calzoncillo y abrir la puerta para tomar entre sus brazos a su preciado primogénito camino a la cocina.
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No me toquen ando soft, jsjsjsjsj.
Amo la idea de que Naoto y Kazutora se amen tanto, que los problemas que tienen sean todo el mundo contra ellos, por qué un niño bueno y un delincuente no deben de estar juntos. <3
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Especial de San Valentín
Fanfictiononeshot multishipps Tokyo revengers Pedidos cerrados.:c