Ranhoya

570 62 1
                                    

Tras descubrir que su hermano si la pondrá, hizo una fiesta invitando a todo el mundo, amigo, enemigo, desconocidos, Drogatictos, prostitutas, etc.

De todo un poco, se pasó de copas, quizás muchas, como para despertar en su habitación con una mata de cabellos rizados color naranja en su pecho que dormía de lo más tranquilo.
Solo tuvo que esperar unos minutos para que el contrario despertara, separo de él, se estiró, si marón por un momento.

—¿Que mierda me ves?

—No sé, dime tú algodón.

—coges rico pero, espero que no suceda nuevamente

Se puso su ropa y se despidió con una tranquilidad, sin vergüenza, completamente smiley.

Pero tras esas palabras, ocurrieron más veces, ebrios, mareados, drogados, experimentando con diferentes sustancias llegando al mismo resultado, entre las sábanas caras del haitani mayor.

Llegando a un acuerdo, silencioso pero, llegando a uno.

«No somos ni conocidos, menos amigos, dejémoslo como enemigos con derechos, intercambiemos números y si queremos sexo no encontramos en tu casa y ya»

No se pudo negar, no es como si fuera a exponer todos los sentimientos que le produce, que quiere más cosas aparte del sexo.

Citas, salidas pero, el pelinaranja están interesado en otra persona, a su parecer, no dejo su corazón abierto a sí que no había necesidad de sangrar pero, la hemorragia sigue.


(...)


Después de darle tanta vueltas al tema, Nahoya tenía la necesidad de experimentar la veracidad de lo que piensa y siente, es hoy o nunca.

El de cabellos anaranjados se paró frente a la casa de los Haitani, la puerta fue abiertas dejando ver al de trenzas.

El contrario lo dejo pasar, no necesito mucho para comenzar a recibir besos, el paso sus manos por el cuerpo contrario, era una relación beneficiosas de enemigos con derechos.

Nahoya estaba acostumbrado a estar enredados en las sábanas caras de Ran Haitani, también a su forma cariñosa de tener sexo, el como todo su cuerpo era mi amado, acariciando, el contrario se tomaba tanto tiempo en darle lo que necesitaba hasta hacerlo desesperarse.

Por la forma en lo que lo trata, suele confundirse pero, luego se cachetea mentalmente por qué al encontrarlo en la calle el contrario lo ignora, eso está bien aunque duela en su pecho.

—¿Por qué lloras?

—tengo la impresión de que estoy enamorado de tí— El contrario se quedó callado, deteniendo sus caricias, su cabello suelto solo le daba más atractivo, el momento pasional no se enfrió pero, la risa del mayor solo hizo sentir peor al pelinaranja.

—Soy un hombre posesivo— murmuró mientras sus manos acarician los muslos internos ya conocía todo el cuerpo contrario pero, sigue maravillandolo como la primera vez.—No me agrada la idea de que estés lejos de mi, que estés con otros pero, también estaba muy seguro de que no sentías nada por mí— beso el cuello, tratandolo de la misma forma cariñosa pero, ahora se sentía diferente para ambos.—Si te me confiesas ahora, no hay vuelta atrás mi sol, serás mío y jamás te soltaré— lo besos en los delgados pliegues, guiando un beso calmando, lento dónde demuestra su punto dónde le enseña que sus palabras son completamente verdad.

—Ran

—Es la primera vez que te diriges a mi por mi nombre, Nahoya, se escucha tan bien si sale de tus labios, con tu tono de voz— siguió pasando sus manos, deteniendo su poca sobre los pezones jugando con ellos, su lengua era una maestra, también una vieja amiga del contrario. Su rumbo fue largo lento, desesperante pero, lleno de amor.

—¡Ran!— se aferro a la familiares telas, sintiendo como el contrario le hace un oral, mientras con sus dedos lo dilata, estaba siendo agresivo, rudo, de la manera en la que sus sentidos se pierden en la espesa niebla del placer.

No había hecho algo así antes, estaba tan obsesionado con querer ser dueño de su cuerpo por completo, dejando marcas para demostrar su punto, la piel blanca salpicada de puntos rosas, morados, mordidas.

Se vino en la boca del contrario el cual lo trago, sonriendo altivo, entro de una estocada, satisfecho de ver esos ojos azules, de como las lágrimas de placer salen del pelinaranja.

—¡ah!— Nahoya arrastra las sábanas al placer, a su cuerpo pegandola, sintiendo como su cuerpo se tensa, como la intromisión cruel lo hace sentir mucho mejor después de ser tratado con amor, así se sentía ser amado, deseado.—¡Mmg!— Ran Haitani podía profesarle un amor dulce pera también cruel y placentero, tratarlo como rey pero, en la cama volverlo una perra.—¡Ran!

—eres mío, mío Nahoya, al final llevarás mi apellido— argumento tomando sus caderas, empalando con rudeza, con rapidez. El contrario se sumió en sollozos, gemidos temblores, a pesar de que se vino por segunda vez, al sentir como su punto G es estimulado sin piedad. —No, no intentes escapar, no estoy satisfecho— arrastrado al borde de la cama dónde el contrario encontró una mejor posición para penetrarlo con fuerza.Nahoya sabe que el idiota adicto al sexo es un sádico, le gusta así, rudo, sin consideración.—Te amo, mi sol— susurro en su oído antes de venirse adentro.

—Yo también te amo.

________________________________

En este oneshot en específico comenze con la escena de sexo y como ví que me estaba quedando corto le metí relleno, alto crack.

Ya pasaron se las 5, lo pedidos terminaron. Chale, pero, tengo oneshot para una semana o menos. C:

Especial de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora