Especial de San Valentín

kazuoto

Au: Omegaverse
(continuación del otro Oneshot)

La idea de hacerle un hermanito a Kazuo había surgido cuando Kazutora vio como jugaba solito, así que decidió darle un compañero de juegos que se fabrica en 9 meses. Naoto no se opuso, no es como si no tuvieran estabilidad, económica, física y mental para tener otro.

Naoto se sentía como cuando era un adolescente, cuando estaba al lado del alfa, hablando de todo, comentando todo, siendo escuchado, adorado, mimado, consentido.
Su nido jamás estaba vacío por él, el de mechas teñido siempre lo provee como un buen alfa pero, desde que su pareja comenzó a tener tanto trabajo el segundo bebé paso a ser un cero, casi no pasaba tiempo en casa, uno o dos semanas enteras y no había vuelto.

No se preocupó que estuviera muerto, si eso sucediera su mordida desaparecería y seguía ahí.

—Oh, debe ser complicado, Tora es un empresario.

—Tambien un imbécil que te dijo que dejaras de ser detective, tenías un buen futuro— el Omega ignoro a su padre mientras observa a su hijo dormitar en el tatami.—De todos los alfas posibles, un delincuente, no me sorprendería que te engañara o tenga otros hijos con omegas y betas.

La señora Tachibana golpeó a su marido, al ser una beta no entendía del todo la posesividad alfa de su marido pero, su hijo menor era sensible por ende solo quiere hacer que se calle.

—Mi esposo, no me exigió que dejara de ser detective, fui yo el que tomo esa desición— respondió algo molestos, dejando sacar algunas feromonas agrias.—Si fue un delincuente ¿que tiene que ver contigo? El que estaba casado con él, soy yo y no tú.

—Me contestas, estoy tan decepcionado de tí, no eres ni de cerca al hijo que tuve.

—Que mal, mamá me tengo que ir, recogeré mis análisis de fertilidad, quiero tener otro bebé pero, te lo contaré en otra ocasión, cuando no halla innecesarios.

—Maldito mocoso ¡ni vuelvas!

La visita a la casa de sus padres solían ser largas ya que charlaba con su madre por horas, compartiendo anécdotas pero, con su padre en el mismo lugar no podía soportar el ambiente, no después de que lo quizó meter a la cárcel cuando Kazutora vino a pedir su mano.

Tomo a su criatura entre su manos, saliendo del hogar, caminando por las calles.«No me sorprendería que te engañe» no se deja de repetir en su cabeza, jamás había dudado de su alfa de esa manera pero, después de no verlo, olerlo, la inseguridad lo ataca, un bebé no atrapa a un hombre, la marca tampoco.

Llegó a su departamento dejando a su niño en su habitación, dejando la puerta abierta por cualquier cosa, se sentó en su sala, su hogar era grande, costoso, bien equipado y con todas las cosas que pidió, le fueron dadas.

Escucho el timbre, cuando fue a recibir pudo ver a Baji el cual se río nerviosos de traer a un Kazutora ebrio a su hogar. Este lo dejo en el corredor y luego se retiró, sabiendo perfectamente que tendrían una discusión.

—Sabes, tengo un omega precioso, lo conozco desde su adolescencia— Kazutora arrastra las palabras mientras se recarga en la pared con los ojos cerrados.—Su padre me odia, lo entiendo, yo también me opondría a qué mi hijo, el menor, el omega, estudioso, perfecto este con alguien que casi mata a alguien en un robo, delincuente, tatuado, soy cualquier cosa menos el alfa indicado para él—Naoto escucho las palabras de su esposo, sintiendo sus lágrimas orillarse en sus ojos, el estaba dudando de Kazutora y su fidelidad pero, su marido estaba preocupado por no ser el indicado incluso después de hacerle un hijo.—Yo corrompi a su bebé, al tenerlo en mis manos, besarlo, privarlo 5 años de conocer a otra personas, que encontrará el indicado, cuando me aleje de él, le terminé, mi vida perdió sentido, ya nada se sentía igual— intento caminar pero, se tambalea, termino recargandose en el más bajo.—cuando lo volví a ver, las luces de la discoteca lo hicieron ver cómo un encuentro celestial, el color volvió, el sentimiento vibrante, no podía parar de sonreír, lo amo, lo amo tanto.... Yo no lo merezco.