Rindouya

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Su hermano ha estado burlándose de él, desde que salieron del hospital, el también se burlaría si alguien viniera y le dijera "me enamore a la primera quebrada de hueso"

—Solo necesito su número.

Su misión era buscar al bonito algondosito azul, preguntarle su número, luego su comida favorita, que restaurante podría comprale y si le gusta algún dulce comprará la fábrica.

—Suerte, si no huye de tí, ya has ganado un punto— Ran lo miro con burla, incapaz de ser serio con la tonta idea de su hermano sobre ir a conquistar al mocoso que le rompió un brazo, una pierna y lo mando al hospital.

—Jodete hermano, te quiero, vuelvo tarde.

—Yo también te quiero, buscaré un buen ataúd en el cual poner tu bello cuerpo en tu ausencia.

Tras esa despedida, camino por todo roopongi, Shibuya, Yokohama, y otra zonas, no le quedó más de otra que ir a Shinjuku, gastar su dinero en el arcade. Se limpio sus lágrimas de decepción con un billete, mientras iba a las maquinitas de peluches para sacar ese osito azul que le recuerda a su crush, literal, sus huesos se enamoraron antes que él.

—oh, yo ni siquiera pude moverlo y tú lo sacaste en una.

— es una especie de suerte pelusa— comento mirando a su lado mientras le habla amigable y recoge su peluche.—¡¿Algodoncito?!— volteo por completo encontrando al dueño de sus órganos, lo busco por todos lados y lo encuentra en el arcade, maldito destino.—Toma para ti mi amor, te estaba buscando para saber si te quieres casar conmigo.

Souya se quedó perplejo, el haitani rubio le acaba de decir "mía amor" y "cásate conmigo" se rió, no pudo evitarlo fue muy random, demasiado para alguien tan respetado como él.

—gracias por el oso, tengo mejores gustos, bai.

—por lo menos, dame tu número, por favor.

Soya lo pensó, miro el oso, al contrario, un poco nervioso accedió, pasándole su número.
Cuando angry llegó a su hogar le había llegado un mensaje, no pudo evitar sonreír nuevamente.

Fue casual, demasiado la forma en la que comenzaron a mensajearse constantemente al punto en el que su día se volvía malo si no tenía el «
buenos días <3» de su persona favorita.

(...)

Ran aplaude, enserio sorprendido, quería saber cuál fue el contrato con el diablo para que su hermano pequeño consiga el tan deseado "Notice sempai" de muchos y muchas.
Está feliz por él, sabe que a veces él junto a su futuro cuñado tienen salidas (citas) casuales en el arcade, disfrutando toda la tarde entre ellos, hasta que llega la hora de despedida.

—¿Te vas?— no recibió respuesta, eso lo enojo, así que decidió molestarlo.—saludame a mi cuñado.

—Ci

Ran se quedó mirando la nada tras esa respuesta.

••••


Rindou había salido casi corriendo de la casa, para ir con su algodoncito.

Está vez no era el centro de juegos, lo llevará a comer, al parque de diversiones, le daría una cita de verdad, o eso fue lo que planeo.

Ambos se defendían de esa sarta de delicuentes idiotas que se creen lo más grandes, eran cositas recién ingresadas, les rompieron algunos huesos, la lluvia cae y era cálida, la lluvia de verano siempre tenía su magia.

—Lo siento— susurro sobre los labios ajenos, fue la adrenalina la culpable que terminarán besandose bajo las gotas cálidas, mientras se aferran al otro como si el solo soltarse los matará.—¿puedo besarte?— “otra vez„ pensó Rindou poniendo su mano en la cara del peliazul, disfrutando de esos bonitos ojos y el sonrojo suave que le muestra.

—¿Preguntarás cada que me quieras comer la boca?— indago alzandose de puntitas para tomar la iniciativa del beso, disfrutando de como su sangre se estremece por ese roce.

—preguntare las veces necesaria, tu consentimiento es mi motivo— la pasión desborda, la lluvia hace el momento más íntimo, mientras la oscuridad que poco a poco traga su presencia dentro del callejón.

Angry paso sus manos debajo de la camisa del contrario arañando suavemente la espalda disfrutando de como suelta gruñidos el rubio de mechas celestes, hace lo mismo con él, atravesando la ropa, acariciando, rasguñando, demostrando que quiere hundirse en su piel. ¿Lo harian en el callejón? Jamás pero, no puede dejar de besarlo, sus labios son elixir de vida, sin ellos morirá de sed.

—Rin—gimio en los labios contrarios al sentir como el contrario metía una de sus piernas entre las suyas, haciendo que termine "cabalgando" su muslo—Ah— jadeo, sobre el oído del contrario al sentir la presión sobre su pene, no suficiente con hacerlo dar saltitos, ahora frotó su miembro.—para, estamos en un callejón.

—lo siento— se quizó alejar pero el abrazo del menor lo impedía, también lo abrazo de vuelta.

—Estoy duro— Murmuró avergonzado.

—¿Te ayudo?

—¿Como?— pregunto inocente no había entendido la sugerencia pero, cuando ya estaba en la parte más oscura con los pantalones abajo, y el contrario tomando su pene, masturbandola con sus manos, supo.—¡ah!— gimió. Puso su cabeza contra el muro, sintiendo como su extensión era devorado por la boca del haitani menor.—¡mhg!— Chupó, lamió subía y bajaba sobre su pene, lo sostuvo de las piernas al ver cómo su linda pelusa se debilita, por la manera en la que hace esa mamada, puede ser la primera que le está haciendo a alguien, a un hombre. —¡Rin!— Al niño que le gusta.—¡Rin!—Souya tomo de los cabellos deteniedo su movimiento por qué estaba tan cerca de venirse pero, Rindou ponía resistencia haciendo una garganta profunda.—¡Rindou!— su voz salió algo aguda, mientras sus piernas pierden fuerza, se vino en la boca del contrario el cual lo tomo con mucho gusto. Para después tomarlo de la nuca y besarlo haciendo que trae su propio semen.

—Tomate esa parte, yo me tomé la mitad— dijo divertido. Observando esa cara después de un orgasmo.—que paso mi pelusa, ¿no te gusta tu sabor? A mí me encanta.

—Eres un idiota desvergonzado, me diste el mejor orgasmo en un puto callejón.

—que grosero, dame besos bebé, ahora eres mío.

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Este lo tenía de hace tiempo, y aprovecho un pedido para tráelo.

Hasta las 5pm y este libro ya no recibe pedidos. Uwu

Especial de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora