Incluso desde loving se podían escuchar las risas inundando el lugar. Y eso solo significaba una cosa: Hans estaba con Anna. En su cuarto.
¿Es que acaso su madre deseaba tanto que ellos se emparejaran? Que incluso permitía que ese imbécil entrara a la habitación de su hermana, así, sin más.
-Elsa, has llegado justo a tiempo -fue el saludo con el que la recibió su madre. -Acabo de colocar la mesa. Hans trajo un delicioso postre.
-Muero por probarlo -respondió con sarcasmo antes de subir las escaleras.
Había soportado muchas veces una comida como esa. Con Iduna y Agnarr tratando a Hans como si realmente fuera el futuro de Anna.
¡Ja!
Anna no le pertenecía a él, ni a nadie más.
¡Ana es suya!
¡Su mujer!
...Su hermana...
Por lo tanto no debería estar pensando de esa forma. Pero desde aquella noche que encontró a Anna autocomplaciéndose, parecía haberse convertido en un animal posesivo y territorial. Con un humor tan cambiante que hablar con ella, la mayoría de las veces, resultaba incómodo. Pero todos asociaban su nueva conducta con el estrés de los exámenes finales.
Si supieran la verdad, probablemente ya estaría encerrada en su psiquiátrico. Y Tal vez eso sería lo mejor. Porque ya no estaba en sus cabales. De ser así, no habría abrazado posesivamente a Anna por la espalda en medio de la cocina.
-¿Elsa? ¿Qué estás haciendo? -cuestionó desconcertada Anna, sintiéndose aplastada por la encimera de la cocina y su hermana.
-¿Te gusta Hans?
-Él solo es mi amigo. Lo sabes.
-¿Y a todos tus amigos los llevas a tu cuarto? ¿Con qué fin, Anna? ¿Para seducirlos? ¿Así como lo has hecho conmigo?
-Elsa, detén esto. Sea lo que sea - le pidió turbada cuando sintió la nariz de la rubia acariciar su nuca. -Todos nos están esperando en la mesa.
-¿De verdad quieres que me detenga? -preguntó ansiosa al odio de su hermana. -Y no me mientas.
Cómo respuesta: Anna se giró hasta quedar frente a Elsa, la miró por unos segundos antes de empujarla con brusquedad e inesperadamente tirar la tarta que descansaba en la encimera... Justo cuanto el postre tocó el suelo, la puerta de la cocina se abrió e Iduna hizo su aparición.
-Niñas, porque... -vio la plasta roja ensuciando el lugar -tardan... tanto...
-Fue mi culpa. -confesó Anna -Se me ha resbalado... Lo siento.
-Ojalá Hans no lo tome a mal.
-Yo personalmente me disculparé con él. No te preocupes, má.
-Lo haremos todas, volvamos a la mesa. Ya me encargaré de limpiar este desastre más tarde.
Iduna hizo un gesto con la mano para que salieran del lugar. Anna lo hizo inmediatamente. Pero Elsa seguía estática.
¿Qué demonios acababa de suceder? ¿Por qué carajos había hecho eso? ¿Es que no se cansaba de comerte una estupidez tras otra?
-Elsa, cielo... vamos. Todo está bien. Los accidentes pasan.
¿Accidentes?... La rubia ya no estaba segura de que su comportamiento pudiera catalogarse de esa forma.
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Quimera...
De Todo"¿Que límites estarías dispuesta a romper por ella?" "¡Todos!" - Afirmo Elsa sin dudar.