–¿Te he dicho lo preciosa que estás?–Todos los días -sonrió Anna tras las palabras de Elsa y el beso que depositó en su cuello. –Pero en el fondo sé que estás mintiendo. Parezco un globo. Tu bebé es un glotón.
–¿Son tus manías y me culpas a mi? -preguntó juguetona. –Además, para tener cinco meses de embarazo, estás radiante.
–Deja de mentir.
–¿Quieres ver qué no miento? ¿Que te sigo deseando como siempre?
Elsa deslizó la mano que tenía en el vientre de Anna hasta rozar la zona íntima de Anna por encima de la ropa.
–Elsa, ¿Qué haces? -indago un poco desconcertada, mirando a todos lados.
–Cariño, estamos en la sala de nuestra casa. No hay nadie más que nosotras - le recordó a la pelirroja mientras metía la mano por debajo del vestido. –O… ¿Quieres que me detenga?
¡Por supuesto que no! Pensó Anna.
Habían pasado semanas desde que Elsa la había tocado de esa forma. Y las hormonas que revoloteaban por todo su cuerpo, reaccionaron inmediatamente. Sintió su clítoris y su cavidad latir. Y su mente nublarse, tanto que, sin pensarlo apretó con su propia mano la de su hermana, empujándola hacia su entrada. Gimiendo en un claro mensaje lleno de deseo.
–Elsa… hazme tuya.
La rubia sonrió. –Quítate las bragas entonces.
Anna lo hizo inmediatamente, con torpeza. Mostrando la excesiva necesidad que no sabía que tenía. ¡Malditas hormonas!
–Buena chica -dijo Elsa con satisfacción. Adoraba pedir y ver que su pequeña hermana obedecía sin chistar. Así que, de la forma más sensual que pudo, se arrodilló ante la pelirroja, le abrió las piernas y sonrió antes de hundirse en aquellos ya mojados pliegues.
Anna no pudo evitar dejar caer su cuerpo contra el respaldo del sofá y alzar sus caderas cuando sintió la firme y húmeda lengua de Elsa entrando en ella.
–Elsa, ¡joder!
La rubia tomó entre sus dientes el abultado clítoris y lo apretó con delicadeza, mientras la punta de su lengua acariciaba la punta de aquel rosado botón. Y como respuesta, Anna apretó el rubio, casi blanquecino cabello de Elsa, sintiendo una tensión conocida en todo el cuerpo. Su orgasmo estaba cerca. Y Elsa lo sabía. Así que, introdujo un dedo, lo más firme y profundo que pudo. Luego, empezó a entrar y salir.
Un gutural gemido inundó la estancia liberando a Anna de la tensión. Dejándola con una sonrisa en el rostro, la respiración entrecortada y la más maravillosa sensación de paz.
Ni siquiera a esas alturas, Anna podía comprender cómo su hermana lograba darle todo lo que deseaba. Incluso, lo inimaginable.
Quién diría que pese a la pérdida de personas importantes en su vida, se sentía completa. Elsa la hacía sentir completa.
Amada.
Deseada.
Feliz.
Inmensamente feliz.
Y al verla ahí, de rodillas frente a ella, con la sonrisa más hermosa y los ojos más brillantes. Le calentó el corazón de una forma mágica que parecía irreal.
Deslizó su mano por su vientre, luego la llevó al perfecto rostro de su hermana, el cual acarició con parsimonia. Con el dedo pulgar limpió la comisura de esos dulces labios. Y tiró sutilmente de ella, hasta que sus labios se encontraron en un tierno beso lleno de amor.
°°°
Bueno, hemos llegado al final(?) de esta historia. Sorry, soy fans de los finales abiertos.
Y sí, mi amada Elsa puede matar a medio mundo y no pasa nada 🤭...
¿Quién me apoya?
El caso, nuestro shipp favorito y culposo quedó feliz y eso es lo que importa.Gracias x sus votos✨ y comentarios🤗 (sobre todos de esos donde los asesinatos fueron de su agrado 🥴)
Un abrazote!
ESTÁS LEYENDO
Quimera...
Random"¿Que límites estarías dispuesta a romper por ella?" "¡Todos!" - Afirmo Elsa sin dudar.