Aquel día, estaba segura de que se había levantado con el pie izquierdo. Y el numeroso listado de cosas malas que le había pasado, se lo confirmaba. Así que, harta de todo, prefirió ponerle fin a su mal día.
Se dirigió a casa, esperando que una pequeña siesta le liberará del inmenso dolor de cabeza y la pesada sensación que sentía en los hombros. Deseaba sentirse bien al despertar. Y reemplazar el mal día con algo mejor. Quizás… Ir a buscar a Anna a su escuela, invitarla a comer un helado, pasear un rato y terminar haciendo el amor. Sí, eso es lo que necesitaba. Esa semana había extrañado a Anna demasiado. Verse solamente por momentos en la casa, no era suficiente para ella, pero el final de semestre universitario la había consumido de sobre manera.
Cuando finalmente la puerta de su casa se había cerrado tras de ella. Un Hans sin camisa había salido de su cocina, y detrás de él salió anonadada Anna.
¿Qué carajos estaba haciendo su hermana ahí? Si minutos antes le había asegurado por WhatsApp que estaba aburrida en clase, esperando que el horario escolar diera fin.
¿Por qué le había mentido? ¿Es que acaso Hans y ella…? ¿Ese maldito bastardo se había salido con la suya?
¡Hans!... ¡Siempre Hans!, jodiendole la vida desde que había aparecido en su casa con su radiante sonrisa a lado de Anna!
–Fuera.
Susurró sintiendo la ira invadir su cuerpo, consumir su mente como una llamarada imparable que la desconectó del mundo.
Solo la fastidiosa voz de su madre la hizo reaccionar.
¿Qué había pasado? ¿Por qué todo le daba vueltas? ¿Por qué no podía respirar con normalidad? Así que, a pesar de sentir los ojos pesados, recorrió la estancia en donde se encontraba.
Estaba en la sala de casa, pero había demasiado bullicio y la voz de su madre taladrando sus oídos sin parar. Hizo un esfuerzo y enfocó su visión lo mejor que pudo. Encontrándose con un Hans magullado de la cara.
–Elsa -la llamó Anna antes de acercarse al sofá en donde están acostada. –Al fin despiertas, ¿Cómo te sientes?
–No puedo respirar…
La pelirroja sonrió a pesar de la preocupación que tenía en el rostro. Llevó las manos a la cara de Elsa y retiró de la naríz unos tapones hechos de algodón que tenía puesto. Aquello le permitió respirar mejor.
–¿Mejor?
–Mucho -susurró observando más a detalle a su hermana. ¿Era un golpe esa mancha roja que tenía en el pómulo?
¿Qué rayos estaba pasando?
–¿Estás herida? ¿Qué ha sucedido?
–¡Es lo mismo que me pregunto yo! -arremetió molesta Iduna.
–Mamá, creo que no está en condiciones -alegó Anna.
–¡Ah!, Para esto no está en condiciones, pero si para agredir a Hans, casi destruir mi sala, e incluso, llevarte de paso en su insensato arrebato de… ¿Furia? ¿Estrés? …. ¿De que, Elsa? ¿Puedes decir? ¿Qué rayos pasó por tu cabeza mientras hacías esto?
¿Había hecho qué? ¡Ni siquiera sabía de lo que le estaban hablando!... Lo último que recordaba fue… Celos…
Y luego, esto.
–Señora Iduna -llamó Hans. –Le ruego que no sea tan dura con Elsa. Lo importante sería llevarla con un médico. Algo debe estar mal con ella. Todos aquí sabemos que jamás se comportaría de esta forma, incluso, parece estar tan anonadada como todos.
¡Imbécil!, pensó Elsa. Haciéndose el caballero a pesar de que, quién realmente necesitaba ir al hospital era él.
Es verdad que no se acordaba de nada, pero si ella realmente había sido quien lo había golpeado, debía felicitarse. Había hecho una labor increíble.
Las consecuencias: ya las recibiría gustosa después.
~~
Al parecer alguien no ha manejado muy bien el estrés y los celos eh?...
No olviden dejar su voto🤗
Gracias por los comentarios.

ESTÁS LEYENDO
Quimera...
Random"¿Que límites estarías dispuesta a romper por ella?" "¡Todos!" - Afirmo Elsa sin dudar.