❝Desesperada por sacar de la cárcel a su padre inocente, Jennie acude a la única con el suficiente poder para hacerlo; Su multimillonaria jefa Lalisa Manoban, a quien jamás a tratado. Para cobrar una herencia importante, Lalisa necesita urgentemente...
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Dos semanas después.
Soltando un largo suspiro, apagué mi computadora portátil y me recargué en el respaldo de mi silla. A las seis de la tarde de ese viernes ya no había nada que hacer en el trabajo, y mucho por hacer en casa una vez que llegara.
Esa noche sería la cena anual de empresarios y accionistas de Seúl, el primer evento social al que asistiría con Jennie como mi esposa. Se lo había dicho casi con una semana de anticipación, y aunque no había dicho nada ni mostraba la más mínima señal de estrés ante ello, sabía que estaba nerviosa.
Yo estaba nerviosa.
A casi un mes de mi boda con Jennie todo estaba fluyendo a la perfección, y todos mis allegados habían tragado el cuento completo de mi matrimonio. Cuando estábamos en público nos comportábamos como la pareja ideal que debíamos ser, mientras en casa las cosas estaban menos tensas que cuando habían comenzado.
Desde aquella plática que habíamos tenido después de que ella preparara esa cena deliciosa, solíamos conversar más a menudo sobre nosotros y menos sobre los temas típicos como la herencia de Yoo , nuestro falso matrimonio o los progresos de Jackson con el caso de su padre; haciendo que la idea de vivir juntos ya no fuera tan extraña.
La convivencia cuando estábamos solas se había hecho más llevadera y por supuesto, a mí no me desagradaba del todo compartir las pláticas de mi día con mi falsa esposita. Sonreí al recordar la última frase que me había dicho esa noche que habíamos conversado.
Mi falsa y virgen esposita.
No había necesitado más para saberlo. De acuerdo a lo que había visto y experimentado yo mismo en su trato con los hombres en ese ámbito podía decir que era inexperta, pero no me había atrevido a asegurar que era virgen hasta el momento que ella mismo lo había dicho. "Tuve algunas, pero ninguna lo suficientemente seria para mí. Digo, ni siquiera... lo que sea. Simplemente no fueron muy significativas"
De nuevo, no pude evitar sonreir al recordarlo. Como es que una mujer de veinticuatro años, tan guapa, inteligente y sobre todo deseable como Jennie seguía virgen era un misterio; pero tampoco me sorprendi mucho.