CAPÍTULO 17

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Harry, Gemma y Liam lideraban al grupo de policías que se dirigían a la casa en donde se llevaría la venta de omegas.

El plan era poderse infiltrar como compradores para esperar a que todos los cabecillas llegaran, ellos poder notificar el tiempo exacto a los demás agentes y así atrapar a esos depravados.

Harry se posicionó frente al grupo con la espalda erguida y su traje pulcramente tallado al cuerpo, bajo la tela usaba la protección necesaria para impedir cualquier incidente, un par de pistolas muy bien ubicadas: una en su torso y la otra en uno de sus tobillos, hizo señales para que todos prestaran atención a las órdenes que daría.

El algún momento de la tarde sintió algo extraño en su pecho, algo le dijo que debía ir con Louis, así llamó a casa para asegurarse que todo estaba bien. Niall le comentó lo sucedido, se inquietó un poco, pero se tranquilizó cuando el omega le dijo que Louis se encontraba descansando.

La voz de Harry se escuchó, todos los oficiales escucharon atentamente. —Muy bien, todos saben exactamente lo que deben hacer, el plan está muy bien estructurado, así que espero que no se cometan errores, si alguien se encuentra en problemas, háganlo saber, estaremos escuchando a través de los audífonos, Gemma, el agente Graham, Liam y yo entraremos como infiltrados.

La tensión se sentía en ellos, trabajaban en eso, diario, pero no a tales magnitudes, Harry era un alfa con más costumbre a este tipo de situaciones, pero todos los demás no.

—Traten de calmarse, los omegas de allá nos necesitan, asegúrense de no escape nadie, cuídense y recuerden todos por uno.

Todos por uno, era un lema del que se habían apropiado en la academia cuando sus superiores les dieron la lección del verdadero significado del trabajo en equipo.

En la fiesta de té que Harry compartió con aquel pobre alfa que sobrevivió obtuvo información importante sobre como Esteban organizaba sus gloriosos eventos, el maldito alfa iba y venía sin dejar huella alguna.

Llegaba un día antes de la venta, la acción se hacía rápido para no levantar sospechas, usaba lugares lejanos y escondidos para que los invitados estuvieran a gusto.

Tomarían un poco de ventaja, era una fiesta de máscaras, el código de vestimenta se exigía de forma muy elegante, todos los compradores por su seguridad llevarían el rostro cubierto, solo los omegas estarían con los rostros libres para que ellos eligieran a quién comprar.

Los ofrecían como una maldita mercancía. Esta era de las ventas más importantes. Tocaron las puertas mostrando un pin que el alfa que atraparon les proporcionó. Un hombre de traje los recibió con una enorme sonrisa, sus ojos grises brillaban bajo la máscara.

Gemma se presentaba del brazo de Liam, lucía un vestido que dejaba notar su natural sensualidad, poderío y elegancia.

De un color vino que jugaba hermosamente con el tono de su piel, hombros descubiertos, y una pronunciada abertura que dejaba apreciar la cadena de diamantes que se ajustaba a su muslo cerca de donde llevaba su arma oculta.

Cabello recogido en un pulcro, pero desalineado moño, su antifaz estaba elaborado por encaje del mismo color, joyería que iba a juego con el hermoso adorno en su pierna el cual ocultaba un par de micrófonos para que todos escucharan lo que sucedía dentro de la mansión.

Los tres alfas de trajes color negro, zapatos relucientes y perfectamente peinados, sus rostros eran cubiertos por máscaras negras.

Al entrar la elegancia desbordaba por todos lados, era claro que estos eventos eran organizados con antelación y muy bien mecanizados, Harry dedujo que para tanta distinción y refinamiento personas importantes estarían en medio de ellos.

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