Capítulo 15

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Perspectiva de Lucy:
Estaba en el laberinto, en la sección siete, tirada en el suelo, y no podía moverme solo podía abrir un poco los ojos. Lo bueno es que era de día.
Aunque, ¿cómo llegué hasta aquí? Solo recuerdo que por la noche un lacerador me persiguió y yo me tiré al gran agujero negro, para que no me picara.
Tenía algo agarrado en la mano, y era una especie de tubo del que salían tres pequeños cables que ponía el número siete, ¿pero qué es esto? Desvié la mirada y seguí pensando.
Esa escena de la noche anterior pasó por mi cabeza y recordé para qué había entrado al laberinto. Lo hice para salvar a Alby, pero ya era muy tarde, por lo menos, Thomas y Minho no se quedaron una noche en el laberinto. A lo mejor eso cambiase todo.
Estaba sumida en mis pensamientos cuando oí unos pies correr, y una voz que decía a lo lejos
-Vamos, por aquí Thomas.
Minho, esa era la voz de Minho, estaba feliz y comencé a chillar a este como pude, pues casi no podía abrir la boca.
-Minho, ¿esa no es la voz de Lucy?
-¿Lucy?
De repente el oído de los pasos cesaron, y en ese momento, saqué suficientes fuerzas para levantarme y gritar el nombre de Minho y Thomas.
Oí sus pasos andar, acercándose a donde estaba yo, y comencé a correr por el laberinto, hasta por fin, encontrarles.
-¡Minho, Thomas!-corrí más y les abrace
-Oh Dios, Lucy, has sobrevivido-dijo Minho.
-Lucy...-dijo Thomas.
Los dos tenían una gran sonrisa en la cara, y creo que la mía hasta llegaba a las orejas.
-Hay que llevarte al claro, pareces muy cansada-dijo Minho-Thomas, nos vamos al claro, la sección siete puede esperar.
-Gracias descarado Minho-dije
Él rió y los tres nos fuimos dirección al claro.
No me había dado cuenta de que el cilindro que tenía antes en mi mano, lo había soltado, pero no le di mucha importancia.
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Llegamos a las puertas del claro y todos al vernos, fueron formando un pequeño círculo a nuestro alrededor.
Thomas me llevó a la enfermería y les dijo a los clarianos, que después de que descansase podían hablar conmigo.
Clint y Jeff se sorprendieron al verme, y también se alegraron.
Me curaron todas las heridas, aunque fuesen muy pocas y me dirigí a mi hamaca,en la que había un pequeño cuchillo con mi nombre puesto.
Guau... me encantaban estos regalos misteriosos.
En la hamaca había una nota que ponía:
"No puedo arriesgarme a perderte otra vez, entonces, esto es para que te proteja, aunque nunca me separaré de ti"
Esto simplemente me encantaba, aunque me gustaría saber quién era.
Me dormí con la nota en una mano, y el cuchillo en otra.

Una fangirl en el claroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora