Capítulo 12

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-Vale Lucy, relájate, estás en un laberinto, donde hay unas criaturas que quieren matarte, solo tienes que sobrevivir una noche, y ya está-me dijo una voz en mi cabeza
-¿CÓMO QUIERES QUE ME CALME?-dijo otra
Vale definitivamente estoy loca, oigo voces en mi cabeza.
Lucy, piensa, ¿cómo puedes sobrevivir una noche en el laberinto?
De repente, una idea se asomó por mi cabeza.
Podría subir a uno de los muros (porque habrá alguno de las enredaderas lleguen hasta arriba) y, guiarme por las luces del claro, para caminar por la parte posterior del laberinto, y cuando llegase a mi destino, bajar, y ya está, ¡brillante!
Caminé por los pasillos más cercanos hasta que encontré un muro con una hierba muy resistente que llegaba hasta arriba. Subí y vi alguna pequeña luz cerca de mi, el claro (pensé).
Cuando iba a dar una paso, oí un ruido metálico detrás de mí.
-¡CLONC!-grité.
A mi espalda tenía un lacerador, corrí y corrí hacia las luces, pero, en un punto, había que saltar para llegar a otro muro.
Por culpa de un gran abismo negro no podría llegar al otro lado, ¡clonc!
Giré la cabeza y encontré al lacerador a tres metros de distancia.
Me paré en seco, no podría saltar tanta distancia, había muchos metros que tendría que saltar.
Me di la vuelta y abrí mis brazos mirando al cielo estrellado.
Iba a ser mi fin, era mi fin.
Mi vida pasó por mis ojos, y por último, la imagen de los clarianos gritando desde el límite del laberinto.
Cerré los ojos y me dije a mi misma:
-Gracias mundo, por haberme dado una vida muy feliz, pero sobretodo gracias por hacer que mi sueño se hiciese realidad, conocer a los calrianos, gracias.
Con una de mis manos, cogí mi collar y lo apreté.
Nunca sabré quién me lo hizo, pero me daba igual, me gustaba que alguien se hubiese molestado en hacerme algo tan bonito.
En mi boca se formó una sonrisa, y, sin pensarlo más, me tiré de espaldas al gran abismo sin fin.
El lacerador se me quedó mirando, y dio la vuelta.
Caía y caía...
Cerré los ojos y algo chocó contra mi espalda, era frío y duro.
Perdía la cabeza poco a poco, hasta que, ya del todo, perdí el conocimiento.

Una fangirl en el claroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora