Capítulo 8

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Desperté muy pronto, pues las puertas del laberinto todavía no se habían abierto.
Fui a la cocina y Fritanga me dio el desayuno para poder ir pronto a los huertos.
~después del desayuno~
-Bien Lucy, ya sabes que tienes que hacer, buena suerte-dijo Zart.
Me dispuse a empezar a coger las zanahorias, pero un grito de socorro hizo que levantase la cabeza y viese a Thomas corriendo agitando los brazos y pidiendo ayuda. Detrás de él esteba Bien, persiguiéndole, con una mirada de locura.
Corrí hacia ellos y agarré a Thomas, mientras Newt le pegaba a Ben con una pala.
Le solté y seguí trabajando.
~a la hora de cenar~
-¿No cenas con nosotros?-preguntó Minho
-No, iré al bosque, a pensar, adiós descarado-dije
-Adiós pingaja
Caminé y caminé hasta llegar al bosque y subí al árbol más alto.
¿Por qué me eligieron a mi, para traerme? Hay mucha gente en el mundo, y también muchos fans del corredor del laberinto, en realidad, no lo entiendo.
Quedé tan sumida en mis pensamientos que me dormí.
-Ya sabes que tienes que hacer-dijo una mujer
-Si, lo sé-contesté
-Entonces, ¿por qué no lo haces?
-No puedo matar a gente inocente-dije
-Bien, entonces sufrirás las consecuencias de no cumplir las órdenes de la ministra...
Desperté del extraño sueño y estaba tapado con una especie de manta, aunque no recuerdo haberme tapado, en fin, da igual.
Sentí unos ojos mirándome, como la otra vez.
Giré la cabeza y vi a Newt escondido en el árbol de al lado. Este bajó de la rama en la que estaba y fue al claro como si no hubiese pasado nada.
Cada vez, Newt me sorprende más.
Solté una risa débil y volví a dormir, porque era de noche.
-Tienes que matarlo, tienes que matar a Ben, antes de que lo destierren. Ve a donde está, y clavale la aguja que tienes escondida en el brazalete, si no lo haces, me encargaré de que seas castigada.
Me sobre salte, y fui a donde estaba Ben.
¿Pero Lucy qué haces? Intenté resistirme pero una fuerza misteriosa me arrastraba hacia la habitación donde estaba Ben.
Mi mano abrió la puerta y cuando estaba cerca de el chico, una pequeña aguja apareció de la nada en mi pulsera y se la clavó en el brazo.
Después de unos segundos, esa fuerza que me controlaba despareció de mi cuerpo.
Me dirigí a mi hamaca para dormir un poco más, pero me encontré en esta, un collar de cuero que ponía mi nombre.
Miré a mi alrededor si había alguien, pero solo estaban Chuck, Minho y durmiendo en otras hamacas.
Sonreí y me puse el precioso collar.

Una fangirl en el claroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora