Capítulo 1

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-Señor la intervención fue todo un éxito,todos fueron acabados,los cuerpos ya se lo llevaron los sirvientes.

-Desanganse bien de ellos, sean profesionales, no idiotas principiantes, más equivocaciones como la última vez,  y sus putas cabezas termiran en pedazos -descargo una mirada fulminante de reojo y pasó por el lado del hombre al que le hablaba.

-así será jefe-agachó la cabeza.

-Ya todo está hecho así que volveré, asegúrense de cumplir, es una tarea sencilla no hagan que me enfade. -miro desafiante por última vez a todos y se fue.

-Como usted ordene.

Jeon Jungkook.

Había tenido desde hace tiempo la necesidad de mercancía para obtener recursos en el extranjero, cada pisca era imprescindible, un paso en falso y moriría en el intento junto con sus bienes, los cuales le habían costado literalmente sudor y sangre, el tenía contrincantes y repercursores a su alrededor sin embargo, su habilidad de comando y control le daban siempre la ventaja.

Justo ahora había derrotado a una organización Rusa que pretendía lo mismo que Jeon pero finalmente no tuvieron oportunidad y  fueron masacrados con cinismo y frialdad por sus hombres.Unos contra otros, las masacres las veía todos los días, sangre desparramada por doquier, pero no era gente inocente, eran malditos mafiosos, sin escrúpulos todos, incluyendolo, no conocían el perdón, ni la piedad.

Jungkook ahora se dirigía a un lugar sin lugar a dudas el escenario perfecto para un documental de miedo y asesinato al cual el llamaba hogar, donde había sembrado su propio reino de oscuridad, alejado de la ciudad o cualquier otro poblador ordinario, un lugar donde no era juzgado, sino que el juzgaba,imponía las reglas, en medio de matanzas tener una casa formal no era para nada común, pero el dinero..

Uff...

Le caían y por montones, cada día, podía disfrutar de ello, miles de fardos al mismo teimpo los guardaba, nunca se sabe cuando podría encontrar nueva mercancía, nuevas ofertas, nuevas vidas que comprar o pagar, el dinero nunca es suficiente cuando se trataba de la mafia, comprar órganos por ahí no era algo de otro mundo, sacarle el jugo a todo aquello que consideraban inservible...

Podría parecer un imbécil sin sueño alguno, de todas formas nada cambiaría que era un asesino, un narcotraficante, un tipo demente, quien sabe que más. Pero todos tienen algo que ocultar, y para alguien como él su secreto era demasiado inusual, su secreto era una mujer, su mujer.

Su esposa.

Loren.

Aquella mujer que antes vivía de las miserias que le ofrecía la gente, un pedazo de vida le quedaba en el orfanato donde se dedicaba a vender frutas como las ancianas, como ella habían miles, su destino parecía marcado, sino era vendida a los ricos mafiosos, moriría de hambre.
Pero todo cambiaría cuando le ofreció estas frutas a aquel hombre que ahora era su esposo, su encuentro fue en un campo de tiro, no tuvo miedo y se le acercó a pesar de que el tenía un arma en sus manos, le extendió una manzana, le sonrió y le rogó que le comprara una.

Su actitud arrogante podrían haberle jugado en contra pero no lo hizo, tomó aquella fruta y se la comió, no despegó sus ojos ni un segundo, pasaron solo cinco minutos pero parecían horas  y ella se ilusionó como nunca lo había hecho, era el primer hombre guapo que veía tan de cerca, su piel clara derrochaban a la vista sus mejillas ruborizadas.

Fue así que se propuso encontrar la casa de aquel hombre misterioso, de volverlo a ver una vez más, ya le habían advertido que no era correcto, era más que obvio que no era un buen hombre, pero ya no le importaba nada, su corazón le había dicho en un sueño que debía seguirlo, cuando dio con su paradero, nunca lo volvió a soltar, le llevaba frutillas todos los días, y durante cada entrega esperaba verlo aunque sea un segundo, a veces no salía pero dejaba canastas en su puerta con la esperanza de que sonreirá para el mismo, se notaba que no sonreía mucho.

LA ESPOSA DE UN NARCO 🖤 🔗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora