Lily

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El que sus padres ya no estuviera juntos no le sorprendio. Lily había entendido que simplemente ya no se amaban y no estarían viviendo juntos. De todos modos con el trabajo de sus padres no es como si estuvieran juntos desde hace mucho.

Pero se había enojado, claro que se había enojado. Sus padres siempre le hablaron del amor verdadero, siempre dijeron que ellos eran almas gemelas, que se amaban. Eso la enojaba más, las mentiras. Ella creció viendo películas de princesas y amores eternos; ver a sus padres le hacía creer que sí era posible pero ahora era un caos.

Cuando su madre le dijo que irían a comprar un regalo al mundo muggle. Se enojo. Si bien sus abuelos les gustaban las cosas muggles, su padre había vivido en el mundo muggle, su tía era hija de muggles. Ninguno, nunca la habían llevado al mundo muggle, ni a ella ni a sus hermanos o a sus primos. Y ahora su madre, una persona que nunca había mencionado el mundo muggle le decía que vivirían ahí, que había comprado una casa. Más mentiras, más enojo en su sangre.

Por eso decidió que sí iría con su madre,no es que tuviera muchas opciones, pero no iría feliz, claro que no sería feliz. Así que en cuanto entró a la tienda esquivo a su madre y salió corriendo. Ahí fue cuando choco contra un hombre alto y rubio. Lily creyó en verdad que era un príncipe. Cuando su madre dijo que eran conocidos y viendo lo nerviosos que estaban pensó por un momento que quizá ellos habían sido novios antes y que por eso sus padres nunca habían sido felices y por un instante se enojo de nuevo. Pero después de ver de nuevo a Draco y convivir con él durante esa tarde, cambió de parecer. Ese hombre le agradaba, era amable y era guapo. Si su mamá no se casaba con él, probablemente ella podría hacerlo. En algún punto de esa tarde, mencionó que nunca había tenido una fiesta de té y aquel rubio hombre se indignó con ello. Le dijo que eso era crimen contra la niñez y regaño a su madre por nunca haber realizado una fiesta de té con ella y sus primas. Definitivamente se casaría con él. Ella aún resentía que sus padres no jugarán a las princesas con ella o la fiesta de té y ahora estaba este hombre regañando a su madre por ello. Tampoco era que no disfrutará de jugar quidditch o volar, pero a veces sólo quería jugar a ser un princesa.

Y ahora estaban ahí en una pasteleria que llevaba su nombre. Se sintió feliz. Aún que Draco la regaño varias veces sobre sus modales se sentía feliz. Creyó que el mundo muggle no era tan malo, los pasteles eran deliciosos y tenía a ese mago. Incluso pensó que sí se convertía en su padrastro no podría ser tan malo.

Draco Malfoy y su forma de enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora