Castigo

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James estaba limpiando el salón de pociones como castigo por la broma a su nuevo profesor de pociones. Por primera vez en estos años que los Malfoy eran una constante en sus vidas, su padre lo regaño. Se sentía triste y sólo. Culpaba a Malfoy de todo esto. Que sus padres se divorciaran, que su madre viviera en el mundo muggle, que Albus estuviera distante, que Lily no lo molestará como antes para jugar, que Teddy dejará la academia de aurores. Antes sentía que tenía a su padre aún. Sí, se enojaba también con él, pero nunca le había regañado por las bromas a Scorpius o por hablar mal de señor Malfoy, al contrario lo alentaba para seguir al igual que su tío. Y ahora Harry lo había regañado y eso también era culpa de Malfoy.

Harry había dejado la oficina de McGonagall esa tarde sintiéndose mal. Y es que había regañado a James. ¿Cómo que hizo una mezcla que podria resultar fatal para quien estuviera en contacto con ella? Eso ya no podía considerarse una broma. Incluso se sorprendió que Draco, a quien iba dirigida la broma lo catalogara como un incidente sin importancia ni gravedad. James no era fanatico de la clase de pociones, pero era bueno en ellas, sabía de los peligros de las pociones mal hechas. Draco dijo que todo podía ser un accidente y un malendentido. Draco defendió que James no sabía lo que producian esos ingredientes al mezclarse, pero Harry sabía que era mentira. James sabía lo que hacía.

Harry por primera vez se planteó estar equivocado. Regaño a James. Y pasó los siguientes días recapitulando lo que habían sido sus acciones referente a sus hijos y Ginny desde hacía dos años.


Draco Malfoy y su forma de enamorarse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora