08.

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CheongSan la miró de una manera que nunca antes lo había hecho, ella por su parte solamente negó con la cabeza repetidas veces.

—¿Por qué dice eso, Leah? —preguntó, en su mirada solamente mostró decepción.

—No... eso no es verdad, dios no —intentó explicar.

—¿Lo viste? ni siquiera puede negarlo correctamente —se logró escuchar a Gwinam.

—¡Cállate! —gritaron los dos amigos.

—Leah... —susurró CheongSan mirándola, estaba dolido.

A Leah le dolió la manera en la que la miró, su corazón comenzó a acelerarse y sus manos comenzaron a temblar, era incapaz de soltar una palabra.

No era que no tenía una explicación, sí la había, pero estaba nerviosa por lo que podía pasar.

—Princesa... —Gwinam se acercó a ella para tomar su mano pero la chica se alejó enseguida.

CheongSan al escuchar nuevamente ese apodo iba a irse, quería irse, pero no iba a dejar a su amiga así.

La chica anteriormente ha tenido esos ataques y el único que siempre lograba calmarla, era CheongSan, nadie más que él.

A veces le cantaba, otras veces le contaba cuentos, le hacía contar diferentes objetos o simplemente se quedaba con ella, todo eso lo hacía acariciando su cabello y aunque sonara simple, era lo único que ayudaba a la ojiazul.

—Shh, respira. Estoy aquí, tranquila —murmuró mientras le daba un pequeño abrazo y con una de sus manos acariciaba su castaño cabello con delicadeza.

Eso comenzaba a calmar a Leah.

—Yo puedo hacer eso —habló Gwinam luego de un rato.

—De seguro intentas acariciarle el pelo y la dejas calva —respondió CheongSan.

—Eso no es verdad... —susurró Gwinam.

No era un secreto para nadie que Gwinam no sabía tratar a las personas con delicadeza, siempre que lo "intentaba" dejaba a las personas sangrando.

La chica se encontraba mejor, sus manos habían dejado de temblar y su respiración comenzó a tranquilizarse.

—Me quedaré contigo hasta que te calmes, luego los dejaré solos. Tienen que tener una conversación de pareja, supongo.

—¡No! CheongSan, no es así, de verdad no es así —susurró—. Él y yo una vez nos encontramos ebrios, nos dimos unos cuantos besos y fuimos a su casa, no recuerdo todo a la perfección pero yo aún así pude decirle que no quería que pasara lo otro... —logró explicar.

—¿Te obligó a hacerlo? —interrumpió CheongSan.

—¿Qué mierda dices? —se metió Gwinam.

Leah lo ignoró.

—No, él ni siquiera insistió cuando le dije que no quería, se comportó muy bien, pero... Luego empezó a buscarme en el instituto, me acorralaba por cualquier lugar, el muy idiota se obsesionó por unos simples besos.

—Hey, puedo oírte —se quejó el más alto.

—Yo le expliqué de mil maneras que no sentía nada por él pero no lograba entender, amenazaba a los chicos que se me querían acercar hasta que un día SuhYeok se enteró de todo y logró parar a Gwinam. Logró parar sus acciones pero veo que no sus sentimientos, claramente.

—¿Por qué no me dijiste nada? ¿por qué no nos dijiste nada? —preguntó refiriéndose a él y a sus amigos.

Gwinam soltó un bufido y se apoyó en la pared, parecía una película romántica.

AFTER ¡ SEX - CheongSan : estamos muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora