21.

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Los adolescentes habían logrado entrar a la construcción que había en el instituto y ahora se encontraban descansando en un lugar seguro que encontraron.

Habían perdido al señor Nam.

Y habían perdido a Joonyeong.

Los sollozos de OnJo se escuchan y Ha-ri se acercó a ella para poder consolarla, estaban devastados.

Leah miró el paisaje que había, sin soltar ninguna palabra, aún lograba escuchar los gritos desgarradores que Joonyeong soltó antes de morir y eso le partía el alma.

Estaba cansada de tener que seguir, se sentía débil, sentía que estaba apunto de caer derrotada en ese horrible mundo.

Ella al principio estaba emocionada por el apocalipsis, pensaba que iba a poder con todo pero se le olvidó la causa principal que esa pesadilla provocaba: muertes y más muertes.

Ella nunca se hubiera sentido preparada para ver morir a sus personas importantes de esa manera.

Sin darse cuenta, ya se encontraba llorando.

Lloraba de una manera silenciosa mientras tapaba su rostro, era la única manera que le ayudaba a desahogarse porque ni gritar podía.

CheongSan la abrazó durante unos minutos y luego, la tomó con suavidad de las mejillas, dejando pequeñas caricias mientras limpiaba las lágrimas que caían sin parar.

—No aguanto más, CheongSan... No quiero más, me siento tan mal, me siento... —la castaña no pudo terminar y sollozó— No quiero perder a nadie más, no podría soportarlo, ya no quiero que esto siga.

A CheongSan le dolía ver a su chica así de apagada.

—Lo sé, bonita. Lo sé muy bien —susurró acariciando su rostro— Pero recuerda que tenemos que seguir... Lo haremos juntos, ¿sí? —repitió las palabras que ella le dijo cuando encontró a su madre— Tenemos un gran futuro por delante, Leah. Vamos a conseguirlo, seremos muy felices pero no te rindas aún. Luego, cuando seamos viejitos, estaremos tomados de las manos, tomando café caliente mientras vemos el paisaje que nuestra futura casa tendrá. Seremos muy felices y al recordar todo esto... Nos reíremos mucho porque logramos sobrevivir una maldita apocalipsis zombie, ¿quién podrá creernos? nos tacharán como los viejos locos.

Leah logró sonreír un poco y logró visualizar que las pupilas de CheongSan se encontraban dilatadas, de seguro sus ojos están igual o peor.

La castaña asintió con su cabeza y comenzó a acariciar la mano de CheongSan.

—Seremos unos viejos locos pero enamorados —el pelinegro susurró contra sus labios.

CheongSan le sonrió con ternura y Leah aprovechó para poder unir sus labios por un corto tiempo.

Luego, se alejó un par de centímetros, mirando su rostro detalladamente.

Amaba a CheongSan.

Estaba perdidamente enamorada de él y eso no cambiaría, nunca lo haría.

Serían él y ella por siempre.

—In the car, cruising around with you, and my baby, you know that I got you —logró escuchar la suave voz de CheongSan, estaba cantando y hace tiempo no lo hacía— Hit the road, I'm taking off with you, Not in a hurry, there's something about you, oh.

Leah sonrió levemente y cerró sus ojos disfrutando de la canción, CheongSan siempre tuvo una linda voz y nadie lo sabía, solamente ella.

Recordaba las noches que la castaña despertaba llorando a causa de las pesadillas y el único refugio para ella, siempre fue el castaño.

AFTER ¡ SEX - CheongSan : estamos muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora