15.

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El grupo de adolescentes comenzó a compartir nuevamente con sus discusiones y chistes, estaban todos completamente divertidos. Hasta que escucharon algo que los alertó de inmediato.

—¿No oyen eso? —preguntó NamRa.

—¿Qué? ¿viene alguien de nuevo?

—Ya vienen.

Todos comenzaron a mirar a diferentes partes, buscando a qué se refería la presidenta.

—Esperen, oigo un helicóptero —habló CheongSan.

Se levantaron de forma inmediata y comenzaron a mirar el cielo. Algunos chicos comenzaron a tomar diferentes objetos para demostrar que se encontraban ahí y al parecer, funcionó.

Aquel helicóptero comenzó a acercarse a la dirección de aquellos chicos y todos comenzaron a sentir un gran alivio. Seguían gritando con todas sus fuerzas y saltaban de la felicidad.

Lo lograron.

—¡Por aquí!

—¡Estamos aquí!

CheongSan se acercó con una sonrisa a la castaña y la tomó de la cintura, dejando un corto beso sobre sus labios.

—¡Vamos a vivir!

Y luego de gritar aquello, tomó a la chica comenzando a dar vueltas con ella, mientras ambos sonreían.

Al estar lo suficientemente cerca, unos cuantos soldados comenzaron a bajar

Los más pequeños se acercaron con rapidez hacía los adultos pero retrocedieron cuando ellos los apuntaron con sus armas.

—¡Abajo! ¡todos al suelo!

—Señor, por favor sálvenos —dijo Dae-su.

Los adolescentes hicieron caso de manera inmediata, acostándose en el suelo.

—Instituto Hyosan, azotea. Once sobrevivientes confirmados.

Los soldados comenzaron a revisar todo el lugar y luego comenzaron a revisar la temperatura de cada uno de los chicos.

—Despejado.

CheongSan y Leah lograron ver que a NamRa le pusieron una manta térmica debido a su temperatura.

—Los rescataremos después de nuestra misión. Cambio.

Y al escuchar eso, la castaña comenzó a sentir una mala sensación, una molestia llegó a su estómago y no era porque no ha ido al baño... su corazón comenzó a acelerarse y miró a su alrededor. Algo malo iba a pasar y sabía lo que era.

Nada podía ser tan perfecto después de todo.

—CheongSan... —susurró.

—¿Qué pasa? —preguntó él.

—No nos salvarán. Lo presiento.

Y eso fue suficiente para que el pelinegro mostrara preocupación en su mirada.

Ambos sabían que cuando Leah presentía algo malo, era porque iba a pasar sí o sí, en eso ella nunca se equivocaba. Siempre sucedió así, al igual que cada vez que soñaba algo, ocurría.

La chica aprieto sus labios con fuerza y su vista comenzó a nublarse, le dolió ver que a CheongSan se le fueron todas las esperanzas, pero era mejor que lo supiera de inmediato.

—Lo siento... —dijo Leah.

Él tomó su mano y depositó un beso en ella.

—Tranquila, bonita —respondió, mostrándole una tierna sonrisa.

AFTER ¡ SEX - CheongSan : estamos muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora