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Jimin estaba lleno de nervios, joder, iba de camino a la casa del omega de las mejillas redondas.

¿En qué momento había pasado?

Se sentía tonto, nunca había sido así, no desde que era un "adulto".

Pero al parecer era una nueva costumbre que estaba reviviendo gracias a Yoongi, no sabía si era para bien, pero por más allá de rara para él, era bastante bonita.

Como todo lo que venía a su mente al pensar en Yoongi, acompañado de adorables sensaciones entre su pecho y su corazón que se hacía sentir calentito de tan solo recordar su voz.

¿Qué rayos hace pensando otra vez de ésa manera?

Sacudió la cabeza haciendo que sus cabellos se removieran y exhaló.

― Jumh... espero que a Yoongi le gusten las galletas, no se me ocurrió nada más que llevar a su casa. - Se mordió el labio y miró la dirección en la pantalla del celular, la cuál indicaba que estaba a poca distancia para llegar.

Durante el breve recorrido para terminar de llegar, escuchaba relajadamente la música en el reproductor mientras continuaba imaginándose como debía actuar al llegar al apartamento de Yoongi.

Relajado, casual, lo mas natural posible...

¿De qué otra forma? Debía actuar como cualquier persona que visitaba el hogar de un amigo.

― No entiendo porque tanto drama. - Volvió a hablar para sí mismo y exhaló escuchando como el GPS le indicaba que ya había llegado a su destino.

Animadamente el alfa bajó del auto deportivo, y caminó a pasos seguros hasta el interior del edificio con una pequeña pero bonita bolsa con una caja de galletas en su interior.

Seocho, era una de esas zonas de la ciudad que no solía frecuentar, pero tampoco muy alejada de su territorio en Seúl, estaba a unos cuantos kilómetros de Gangnam. Manteniéndose aún en la zona de "clase alta" como diría su madre.

Pero odiaba darle etiquetas y clasificaciones a todo, él no era como ella, Jimin nunca querría ser parte de esa sociedad guiada como títeres por el clasismo.

Suspiró luego de tomar una larga inhalada de aire fresco.

Luego, hundió su mano en el bolsillo de su pantalón y tomó el celular para volver a llamar a Yoongi.

― ¿Ya estás abajo? - escuchó de inmediato la voz del omega.

― Si...

― Toma el ascensor, estoy en el piso 32, te esperaré afuera. - Ordenó y colgó la llamada.

Jimin miró la pantalla de su celular con algo de perplejidad. ― Uff, que mandatario. - Mencionó para si mismo yendo a seguir las instrucciones que el omega le había dado.

El pelinegro echó su cabello atrás y subió al ascensor, sintiendo un ligero toque en su estómago cuando ascendió, sin embargo, era un poco más allá de esa pequeña sensación de vértigo.

Miraba fijo los números hasta parar justo en el piso que marcaba su destino. Y justo al abrirse las compuertas pudo ver la pequeña y bonita figura de Yoongi esperando a pocos pasos, mientras miraba a la pantalla del celular.

― Hola - dijo saliendo del ascensor y yendo despacio hasta él.

Yoongi alzó su mirada hasta el alfa y sonrió con timidez ― Hola. - respondió haciendo una reverencia, y luego apartó un mechón de cabello en su frente.

Joder, se veía tan lindo como de costumbre. Pero lo que llamó un poco más su atención, fue verlo llevando un pijama de dos piezas en color salmón.

Min Dumpling ৎ୭ JimSu (resubiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora