❛❛Un omega bonito, con mejillas gorditas como un par de dumplings❜❜
La vida de Yoongi y Jimin da un giro a partir del día en que se encuentran, o desde el día en el que Jimin insistió en cruzar su destino con aquel omega testarudo y tierno.
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De camino en el auto, el omega miraba desinteresadamente por la ventanilla, apoyando su cabeza en el vidrio mientras el paisaje de una ciudad pasaba frente a sus ojos. Namjoon, quien le acompañaba, permanecía en el asiento junto a él, mirando su celular mientras el chófer del taxi terminaba de llevarlos hasta la clínica.
Yoongi odiaba visitar el médico, como la mayoría de las personas, pero él en especial aborrecía la idea, sin embargo, era necesario, su estado de salud últimamente no había estado bien y sólo un experto podía saber con exactitud que le ocurría, de esa manera podría asegurar su regreso a clases más pronto.
Al menos esa era su única motivación para creer que necesitaba chequear su salud.
― Nam... - dijo pesadamente, sin apartar su mirada de la ventana.
― Ya casi llegamos, GiGi - respondió con casi toda su atención fija en su celular.
― No... no es eso - insistió - ¿Crees que algo ande muy mal en mi? - agregó y lentamente fijó sus gatunos ojos en alfa.
El alfa lo miró fijo y estiró su mano hasta la pálida y gélida mano de su hermano mayor. - No te preocupes demasiado, estoy seguro de que no es nada grave - sonrió dejando ver aquel icónico hoyuelo en su mejilla.
El castaño recibió agradecidamente aquella cálida demostración de afecto que le inspiró una inmediata confianza, como siempre que recibía esas alentadoras palabras de Namjoon.
De pronto, sus manos frías por los nervios se volvieron más tibias y dejó libre un suspiro. Nada iba a cambiar, no pasaría nada, solo era una consulta y de vuelta a casa, como siempre.
Durante el resto del trayecto, volvió a su posición inicial, esta vez apoyando su puño bajo su mandíbula, mientras prestaba un poco más de atención a la vista.
Seguro su hermano tenía razón, solo sería lo mismo de siempre, chequeo regular, y tal vez algunas indicaciones por su último desvanecimiento, con suerte en una semana estaría retomando sus actividades cotidianas.
Infló sus cachetes y liberó el aire lentamente, observando como el chofer aparcaba el auto frente a la clínica que solía frecuentar mensualmente.
― Vamos, Gigi -El alfa abrió la puerta de su lado del auto y bajó. Yoongi lo imitó yendo un poco más calmado.
En cuánto estuvo fuera del auto acomodó el abrigo que traía puesto sobre sus hombros y continúo caminando hasta dentro de la clínica junto a Namjoon.
― Odio aquí... - exhaló.
― Será rápido, tontito - el moreno pellizcó una de las redondas mejillas de su hermano y el más bajo se encogió de hombros.
En cuanto entraron al lobby de la clínica, Namjoon se dirigió a la secretaria detrás del impecable escritorio.
― Buen día, mi hermano, tiene una cita para hoy. - Ella asintió y dirigió sus manos al teclado de la computadora. - Min Yoongi - añadió.
La chica confirmó la previa cita en su ordenador y de inmediato los envió directamente al consultorio de la doctora que vería a Yoongi aquella mañana.
― Gracias - sonrió y se volvió hasta el omega que aguardaba junto a él. ― Bien, ya está todo en orden, te esperaré aquí.
― Está bien - asintió y tomó camino al consultorio.
Namjoon exhaló y miró a su hermano desparecer por el pasillo. No podía evitar verlo como un joven adolescente aún, a pesar de que ya era todo un adulto... Un pequeño y aniñado adulto.
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